Apuntes de una final de la NBA, el baloncesto que viene

Chiqui Barros

DEPORTES

Kyle Terada | REUTERS

14 jun 2022 . Actualizado a las 18:52 h.

Si un deporte se caracteriza por su continua evolución, ese es el baloncesto. Y esta final de la NBA deja buena prueba de ello. Warriors y Celtics son dos clarísimos exponentes de lo que es el juego de máximo nivel hoy, así como de las tendencias que parece tomar cara al futuro inmediato. Tanto en ataque como en defensa podemos ver a dos equipos diferentes en su concepción del juego, pero coincidentes en ser representantes de lo que es el juego hoy y de lo que va a ser en los próximos años.

Evolución desde el ataque o desde la defensa

Los de San Francisco han cambiado el juego desde sus decisiones ofensivas. Los de Boston lo están empezando a hacer desde la defensa. Y los dos, con equilibrio.

Jugadores versátiles capaces de jugar en diferentes posiciones y asumir diversos roles en función de las necesidades del partido y del equipo; poder iniciar el ataque —o la defensa— con cualquiera de ellos; rango de tiro; saber postear con independencia de la posición para atacar los miss-match —desventajas o ventajas generadas por los constantes cambios—; series de juego entre tres jugadores dejando a otros dos abiertos, normalmente en el espacio que va desde la prolongación del tiro libre hasta la esquina; bloqueos directos casi siempre entre iguales para provocar el cambio y jugar el momento clave de la posesión con el mejor atacante contra el peor defensor o contra el rival al que quieras castigar; encadenamiento de acciones ofensivas de bloqueo indirecto en todas sus diferentes modalidades —el nombre es lo de menos porque al final no dejan de ser los indirectos de toda la vida y lo que importa es ejecutarlos y leerlos correctamente—.

O el uso de los espacios para aprovechar las ventajas y castigar las ayudas; máxima calidad de pase, porque no se ataca bien sin pasar muy bien; utilización racional del bote; poder defender cualquier emparejamiento, ya sea desde el inicio o tras cambios; uso del cuerpo y de las fintas defensivas —el concepto Next, vital ante equipos tan talentosos y que ha de involucrar a todo el equipo—; defender las recuperaciones, los closeout, con la orientación adecuada; cuidar las pérdidas, especialmente las muy graves, que son las que echan a perder ventajas o suponen una canasta fácil del rival; saber jugar el bloqueo directo clásico de un interior a un exterior cuando se produce y atacando en función de la decisión defensiva, decisión táctica clave especialmente contra un equipo como los Warriors, que utiliza esta situación mucho y, normalmente, bien.

Porque las posiciones clásicas se diluyen cada vez más, porque el tiro es vital, porque lo colectivo hace mejor al talento individual, porque la velocidad de ejecución es clave, porque el reloj aprieta y hay que llegar jugando, porque las defensas se agrandan en los momentos decisivos.

Los buenos siempre se complementan

Y todos los buenos pueden y deben jugar juntos. Porque Curry y Thompson se complementarán siempre, lo mismo que Tatum y Brown. Porque un pívot puede marcar la diferencia con su intimidación y capacidad de rebote en ambos tableros aunque la distribución de espacios sea diferente con este tipo de jugador en la cancha, como les sucede a los Celtics con Robert Williams. Porque los especialistas defensivos siguen siendo vitales. Eso sí, siempre que sean capaces de anotar con cierta regularidad, como le sucede a Marcus Smart. Porque el talento de jugadores imperiales como Andrew Wiggins siempre aparece cuando más falta hace. Porque este es un juego maravilloso por ser tan lógico e impredecible a la vez. Porque los entrenadores marcan estilo, pero los que hacen que todo fluya son los protagonistas, los jugadores.

La importancia de explicar el método

Y de esos, de los buenos de verdad, hay muchos en la pista. Toca seguir disfrutando de una extraordinaria final. Toca seguir viendo para no parar de aprender. Hasta el más mínimo ajuste será relevante. Y el juego, no lo hace nunca, no engaña. Le podemos poner todos los nombres que queramos, porque para definir algo hay que conceptuarlo, pero no olvidemos que lo esencial es saber explicarlo y enseñarlo correctamente para poder ejecutarlo a la perfección. Cuestión de método y de conocimiento, y esta final va sobrada de ambos, tanto en la pista como en los banquillos. Espera un sexto partido apasionante en el Boston Garden. Ya veremos, ojalá que sí, si podremos gozar de un séptimo.