Iñaki Williams acaba de anunciar que jugará con Ghana el próximo Mundial. Ni un solo reproche para un futbolista que junto a Muniain se ha erigido desde hace varios cursos en referencia del histórico Athletic de Bilbao, pero que llevaba seis años sin entrar en los planes de la selección. Por cierto, tampoco ha vuelto el mediapunta navarro a vestirse la elástica roja desde el 2019. Junto a Williams, Ghana también llamará a otros cinco jugadores que militan en la Premier y la Bundesliga. En España, antes que a la gacela de San Mamés, Luis Enrique ha preferido dar oportunidades a Abel Ruiz, Gerard Moreno, Rodrigo o Raúl de Tomás, por citar a cuatro que junto a Morata, Ferran Torres y Oyarzabal se repartirán la posición de referencia anotadora del combinado de cara a la cita de Catar.
Sin ser un ariete al uso, ni jugar en esa posición con continuidad hasta la retirada de Aduriz en el 2020, el que se convertirá en nuevo internacional ghanés acabó la última Liga con 8 goles, después de los 6 que había enlazado en las dos anteriores y que habían seguido a los 13 con que había explotado en el curso 2018-19. Dicen quienes lo ven asiduamente que si mejorase su efectividad de cara a la portería rival, ya no correría con la rojiblanca, sino en alguno de los equipos que repiten año tras año en la Champions.
El debate sobre el goleador de España tiende al infinito desde que Zarra colgó las botas. Todos se han estrellado antes y después de que Aragonés y Del Bosque demostrasen que el secreto de ganar dos Eurocopas y un Mundial no se ciñe a elegir bien un solo artillero, sino que tiene mucho más que ver con mezclar bien a los mejores peloteros. ¿Williams lo era? Quizá no. Pero al que ni Luis Enrique ni la selección se pueden permitir el lujo de perder es a su hermano Nico, que con 20 años recién cumplidos ya asombra en la élite. Ahí sí que está el gol de España.