El texano se erigió campeón con una marca de 9,86 segundos, separado por solo dos milésimas de Marvin Bracy y Trayvon Bromell
17 jul 2022 . Actualizado a las 17:26 h.Estados Unidos recupera el reinado de la velocidad mundial en categoría masculina. 31 años después, los estadounidense, liderados por Fred Kerley —quizás el nuevo mesías— firmaron un triplete histórico en una final en donde cuatro de los ocho participantes defendían la bandera de las barras y las estrellas. Ganó el cuatrocentista que bajo de distancia con un tiempo de 9.86 segundos escoltado por sus compatriotas Marvin Bracy (9.88) y Trayvon Bromell (9.88). Coleman, el cuarto americano en la final y el más rápido en los tacos, acabó sexto en un monólogo que solo intentó alterar Oblique Seville, un jovenzuelo jamaicano que no se dejó intimidar por el escenario. Ganó su semifinal y a la hora de la verdad firmó 9,97 segundos.
Kerley metió miedo en las series, en las que firmó la mejor marca de los campeonatos (9.79), dio síntomas de ser terrenal en su semifinal, en la que salió mal, y confirmó todos los pronósticos en la final con un epílogo portentoso le que llevó a su primer triunfo en el hectómetro en un Mundial y en convertirse en el primer atleta que logra un metal mundialista en el 400 (en Doha en el 2019) y en los 100 metros. Haciendo el camino a la inversa a los 26 años.
Quizás porque está más acostumbrado que nadie a sortear dificultades en la vida. Siendo muy niño, a los 4 años, su padre ingresó en la cárcel y su madre, víctima del crack, se desentendió de él. Fue su tía Virginia quien crió a Fred y a sus 12 primos. Todos dormían en la misma habitación y muchos acabaron encontrando la salida en el mundo del deporte.
De profundas creencias religiosas, se tatuó una frase del salmo 104 a los 12 años, esa fe y Meme, el nombre cariñoso de su tía Virginia, han sido los motores de una vida dedicada al deporte. Alto (mide 1,91 centímetros) y de 93 kilos de peso, a los puristas les recuerda a Linford Christie. Kerley comenzó a hacerse notar como especialista en los 400 metros, pero vio una rendija en los 100 y no dudó en meterse por ella. «Todos vienen a contemplar al hombre más rápido del mundo. Y por eso lo hice, porque quería ser el hombre más rápido del mundo», espetó después de cruzar la línea de meta como nuevo campeón mundial de los 100 metros.
Se consagró en una carrera en donde Coleman fue más rápido que nadie en la salida de los tacos (0,104 milésimas de velocidad de reacción). El que era vigente campeón pero que había arrastrado una sanción por dopaje, fue el mejor en los primeros metros, pero enseguida emergió la alargada figura de Kerley para comenzar a volar con Bracy y Bromell, cada uno a un lado, poniéndole caro el oro. Fred gestionó el final, demostró que era el más fuerte y cruzó con dos centésimas de adelanto la línea de meta para dar paso después a un podio monocolor.
En los dos anteriores hitos del hectómetro masculino estadounidense en un Mundial había estado presente Carl Lewis. El hijo del viento ganó el oro la última vez, en 1991 en Tokio, por delante de Leroy Burrell y Dennis Mitchell. Lo hizo, curiosamente con el mismo tiempo que el marcado en la madrugada del domingo por Kerley, a quienes muchos comienzan a ver como el sucesor de Bolt. Entre ellos, Ricky Simms, que por algo también es su representante después.