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Los clubes de Primera y Segunda cuentan, a nivel económico, con dos problemas principales: la crisis originada por la pandemia y la escasa flexibilidad del control financiero de la Liga. La irrupción del covid-19 afectó gravemente el balance de los clubes. Los equipos dejaron de ingresar, pero no de gastar. Sus estructuras de dispendios, principalmente centradas en amortizaciones y salarios, se han mantenido.
Las entidades no tienen margen de maniobra para rescindir contratos por las buenas. La falta de flexibilidad del control económico de la Liga, el llamado Fair Play financiero, está perjudicando gravemente a estas entidades porque no les permite invertir. El Barcelona generará más de 800 millones de euros de beneficios extraordinarios y, sin embargo, todavía tiene problemas para inscribir jugadores. Estamos ante una cantidad que es mayor que el resultado económico de todos los clubes de la competición en los últimos cuatro ejercicios. Las palancas son fruto, además de una errática gestión, de las estrictas normas y, a largo plazo, han debilitado el futuro del club catalán.
El Barcelona ha perdido 500 millones de euros de ingresos en un año y medio. Los grandes clubes tienen una estructura diversificada. Los ingresos televisivos son solo una tercera parte de ellos. El resto de ganancias están fundamentadas en beneficios comerciales y el impulso de los días de partido. La afectación, por tanto, es mucho mayor porque tienen más dependencia comercial. Los equipos con menor presupuesto, en cambio, se sustentan en mayor medida de unos derechos televisivos que apenas se vieron afectados en la pandemia.
Las palancas han sido el recurso del Barcelona para superar sus problemas. Otros clubes no las activan, sencillamente, porque no tienen capacidad para hacerlo. Real Madrid y Barcelona tienen un valor enorme en su marca comercial. El resto de clubes de la Liga no tienen capacidad para realizar operaciones de venta de activos porque no existe la seguridad de que mantengan, de forma permanente, sus ingresos. Unos beneficios que dependen, en gran medida, de sus resultados deportivos.
El futuro de la competición no es demasiado halagüeño. La Liga no aprovechó suficientemente la década dorada, con Cristiano Ronaldo y Messi presentes. Además, la Serie A y la Bundesliga han recortado distancias con la Liga y, sin embargo, el torneo español no se aproxima a la Premier League.
La patronal, con su presidente a la cabeza, no debería estar enfrentada al Real Madrid y al Barcelona. A fin de cuentas, son sus dos activos más importantes. Los derechos televisivos valen su precio debido a su presencia en la competición. Sin entrar a valorar este hecho, se trata de una realidad.
Iván Cabeza es profesor del Departamento de Empresa de la Facultad de Económicas de la Universidad de Barcelona.