Campeona olímpica en Tokio, vive con ilusión su nueva etapa profesional
29 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Sandra Sánchez (Talavera de la Reina, 1981) es esa clase de personas que contagian. Contagian de energía y de ilusión absolutamente todo aquello que les rodea. Ya sea para entrenar, saltar o tener que coger rápido cuatro mudas porque en menos de dos horas sale su siguiente vuelo hacia algún destino exótico. La karateca no se cansó durante su carrera de colgarse medallas, la mayor parte de ellas de oro, reluciendo en especial la obtenida en los Juegos Olímpicos de Tokio. Fue la primera y última presea olímpica de su disciplina, kata. Hace unos días estuvo de vacaciones en Galicia, en donde conserva grandes amigos como el traumatólogo Rafael Arriaza.
—Usted siempre comentó su gusto por Dragon Ball. ¿Cual es su personaje favorito?
—Son Goku de pequeño [se ríe]. Yo empecé a verla de muy niña con mi hermano. La verdad, los recuerdos que tengo son de esa primera saga, con Krimlin y Goku formándose y aprendiendo como ser unos guerreros y no tanto lanzando una onda vital. Es ese recuerdo de infancia, sobre todo ver cómo se convierte en un gran peleador, yendo por todos esos torneos.
—¿Ha vuelto a ver la serie?
—Pues sí. Mi hermano se lo ha puesto mis sobrinos, les ha encantado, y yo lo veo con ellos. Les regalo muñequitos a los peques porque sé que les encanta.
—Hace un mes anunció su retirada. ¿Cual fue su sensación 24 horas después de eso?
—No me dio tiempo a pensar mucho. Al final era una idea que tenía ya en mente. Cuando ganas los Juegos Olímpicos, el Mundial y el Europeo, digamos que la decisión era más fácil, era el momento perfecto. Todo empieza hace un año con el oro de Tokio pero como fue todo tan descafeinado sin público, se me quedó esa espinita clavada. Por tanto, lo que decidimos fue alargar esa decisión un año. Lo acabamos anunciando justo al día siguiente de ganar los Juegos Mundiales y estaba de aquel triunfo que lo que más sentía era esa satisfacción. La sensación de despertarte y no tener la ansiedad o la presión esa porque tienes que entrenar o competir, de repente te levantas sin esa angustia.
—¿Y un mes después, cómo sigue ese sentimiento?
—Estoy intentando disfrutar de todo aquello que no podía hacer antes. Mi rutina no cambió. Actualmente sigo entrenando, el volumen de entrenamientos es ahora de tres horas por la mañana y luego tengo las tardes libres. Esto lo hago porque voy a dar seminarios y transmitir kárate. Por tanto, lo que he hecho es seguir con la preparación, para poder instruir correctamente la disciplina. Poder viajar es algo que disfruto mucho. Ahora me entreno por las mañanas y aprovecho las tardes libres. Cuando estoy en casa puedo disfrutar de la familia o no sentirme tan culpable si algún día se me hace tarde de noche, al no estar tan condicionada con tener que entrenarme al día siguiente.
—¿Ha buscado alguna actividad nueva? ¿Quizá ha empezado a ver la lista de las 100 mejores películas de la historia?
—Estoy viendo cada vez más pelis [se ríe]. Como te digo, mi plan de vida ahora es viajar. Es verdad que ahora en agosto es cuando más gente viaja, por lo que me he refugiado más en casa. A partir de septiembre el plan es sencillo, dar seminarios y disfrutar de la mayor cantidad de países posibles. Entre algunos de los destinos están Singapur o Estados Unidos, la idea es impartir kárate y, a partir de ahí, disfrutar y aprovechar para recorrer, ya que el seminario normalmente se da en un fin de semana y lo que queremos es estar varios días más para visitar alguna ciudad. Al final antes solo era; aeropuerto, hotel y pabellón.
—Con tanto viaje, ¿cuántos pasaportes ha renovado ya?
—Es más habitual de lo que me gustaría. Pronto tengo que ir nuevamente a renovarlo, porque siempre lo lleno antes de que caduque y como siempre te piden dos hojas libres cuando son viajes muy largos pues lo completo enseguida. Además, como no se modifica la fecha de caducidad, puedo llegar a renovar el pasaporte 4 o 5 veces cuando se juntan muchos viajes.
—¿Tiene ya en casa un museo con todas sus medallas?
—Soy un poco desastre. La vida que llevaba era un poco de llegar y soltar la medalla que había ganado ese fin de semana. Iban todas a una cajita, pero luego para encontrarlas... un lío [se ríe]. Recuerdo cuando me dieron el Récord Guinness [es la karateca con más medallas del mundo], tenía que poner las medallas juntas. Pues para encontrarlas, no veas, porque yo vivía en el Centro de Alto Rendimiento de Madrid, pero tenía varias en Talavera en mi casa, otras estaban con mis padres... Cuando llegó el récord, había que ordenarlas y ponerlas bonitas, al igual que el resto, a las que poco a poco les he dado su sitio. Son casi ya la decoración de la casa. Están en un mueble aparte, con las medallas del triplete (Europeo, Mundial y Juegos Olímpicos), la olímpica...
—¿Cuál sería la imagen que quiere que se recuerde de usted dentro de 20 años?
— La sonrisa, la felicidad y la disciplina que esta niña tuvo ante la oportunidad que vivió en medio de este proceso tan bonito.
En corto
La sonrisa en su rostro acompaña en todo momento el ritmo de la conversación.
—¿Si Sandra tiene cinco minutos libres, qué hace?
—Estar saltando como un monillo [se ríe]. Soy muy enérgica, no me puedo estar quieta, probablemente sea eso.
—¿Aeropuerto más cómodo donde ha estado?
—El de Dubái, también es verdad que he pasado mucho tiempo en él y he encontrado los sitios claves para estar cómoda.
—Un lugar para no volver.
—Uzbekistán. Hubo muchos problemas para disputar un campeonato.
—Primera persona que llamó tras los Juegos.
—Mis padres, mi hermano y mi sobrino. Estaban todos juntos en videollamada esperándome nada más terminar la final.
—Plato favorito.
—Pan y sushi. No soy capaz de decidirme entre una cosa y otra.
—Libro favorito.
—El guerrero a la sombra del cerezo, de David Gil.
—Otro deporte que le hubiera gustado practicar.
—Me hubiera encantado la gimnasia artística, aunque es cierto que me gustan todos los deportes, y muchos los he practicado.
—¿Algún miedo?
—Yo creo que a lesionarme. Realmente no tengo uno así súper específico.
—¿Ha cumplido su sueño de niña?
—Yo no tenía un sueño de niña. Sabía que de mayor quería estudiar educación física, que lo hice, y el resto de las cosas... pues he sido feliz a medida que el tiempo pasaba.