«Tráeme al mejor y lo haré suplente»

DEPORTES

16 oct 2022 . Actualizado a las 19:48 h.

Con la misma suficiencia con la que trapicheaba con Luis Rubiales los millones que aportaría llevarse la Supercopa de España a un campo de Arabia Saudí, Gerard Piqué se dirigió hace unos meses a Joan Laporta. «Tráeme al mejor central, que lo convertiré en suplente». La butade del que fue uno de los mejores zagueros del mundo, ahora cuarto en sus propias filas, retratado en sus carencias en el último partido de Champions, resume perfectamente el curso de este Barcelona, incapaz en el último año de competir en las alturas, pero sumido en un discurso que mezcla un victimismo de parvulario con un elevado grado de autocomplacencia. «La Champions está siendo cruel con nosotros, desde Múnich, pasando por Milán, e incluso hoy también», lamentó Xavi Hernández tras encajar tres goles en el Camp Nou contra el Inter. Ahora tiene que sumarle, en el Bernabéu, otro episodio de inhumanidad para inspirar ternura.

La cuestión es que ese equipo desvalido al que llegó Xavi, que conmovía con tanta penuria económica, sí trajo a ese central. Le pagó por él al Sevilla el traspaso más caro de su historia. Fichó también a Lewandowski, a Raphinha, a Christensen, a Marcos Alonso y a Bellerín en un festival del fútbol palanca. «Teníamos que aspirar a más con los fichajes que se han hecho», largó Busquets tras ver evaporarse la Champions. Pero Xavi sigue haciendo creer que el fútbol se ensaña con el Barcelona sin que haya hecho nada para merecerlo. Ni un solo gramo de autocrítica.

Al día siguiente del fiasco continental contra el Inter, Abelardo se sentó en la sala de prensa del Nuevo Los Cármenes. El Sporting al que dirige había palmado 5-0. «Aparte de esos cinco goles, no nos han creado ocasiones». Le pasó lo que a Xavi. Un cruel ejercicio de mala suerte.