El Leyma visita al Alicante en su camino hacia la ACB, objetivo que no le impide ser, a excepción del Estudiantes, un referente en el desarrollo de la base
31 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.El principio de la manta corta rige el deporte profesional que, en ocasiones, deja a un lado los valores para regir su modus operandi en base a otros parámetros. El baloncesto camina por sendas formativas bien asfaltadas. Y, sin embargo, es inusual encontrarse en la segunda división del básquet español a un club como el Leyma, con aspiraciones de ascenso a la ACB, pero también con un marcado carácter de cantera.
Tan atípico resulta que este viernes por la noche (20.30 horas, LaLiga Sports TV) se enfrentará en el pabellón Pedro Ferrándiz a una de las entidades que podría seguir su estela en este sentido: el Lucentum Alicante. Y, aun así, se sitúa a cierta distancia, tanto en la tabla (es noveno, mientras que el cuadro naranja es tercero) como en masa social (se encuentra en un tercer escalón en cuanto al volumen, con alrededor de medio millar de fichas).
Una cifra parecida mueve el Oviedo. Ambos clubes desarrollan escuelas y canteras en su ámbito de influencia. También el Leyma, pero supera las 700 licencias entre todas sus categorías. Solo el Estudiantes, referencia nacional en este aspecto, le supera con más de 1.200 integrantes en su club. El equipo madrileño reunió hace apenas unos días a más de diez mil espectadores en el partido de su equipo masculino y superó los ocho mil en el del femenino. El vínculo entre masa social y arraigo deportivo parece claro. Pero sigue siendo una excepción.
El director de cantera del Leyma, Rubén Vázquez, no duda un ápice en su análisis: «Se trata de algo excepcional. No solo entre los clubes de la LEB Oro, sino en relación a las aspiraciones de cada club. No hay otra entidad con un volumen de base como el nuestro y unos objetivos del primer equipo tan ambiciosos como los del Básquet Coruña».
Biberones, un paso más
«Llevo tres años en el club y, en plena pandemia, tuvimos claro que sentar los pilares pasaba por humanizar y personalizar nuestro trabajo con las familias. Confiar en alguien para dejar a tu hijo no es fácil. Queríamos que nos conociesen. A mí y a los entrenadores. Que hubiese trato directo», explica, sin perder la perspectiva del deporte: «También queremos que los entrenamientos sean lo más baloncestísticos posible. Cualquiera puede unirse al club. Solo tenemos el límite de las infraestructuras».
Sobresale el Leyma por su trabajo con la base pero, desde el punto de vista naranja, siempre hay capacidad de mejora. «Además del primer equipo y el vinculado de Liga EBA (el Xiria), tenemos los equipos séniores masculino y femenino de Primera y Segunda autonómica, y todas las categorías hasta Biberones. Precisamente, este último rango de edad surge porque queríamos dar un paso más allá del Babybasket (de niños de 7 y 8 años), para acoger un día a la semana de iniciación a este deporte para niños que salen de la guardería y entran en el colegio. Verlos con nuestra camiseta es uno de los aspectos de los que estamos más orgullosos», relata. Por otra parte, el Leyma trabaja el baloncesto por medio de escuelas vinculadas y acuerdos con una decena de centros escolares. Dos días a la semana, más la competición, bajo la tutela del club naranja.
La permeabilidad entre el equipo de LEB Oro y la cantera es total. El mejor ejemplo es Álex Hernández, cuyo hijo pertenece a la categoría de Biberones. El base del equipo coruñés hizo un esfuerzo en el período de recuperación de su rotura de ligamento cruzado de la rodilla para colaborar con el cadete masculino entrenado por Carlos Penedo, técnico ayudante en el primer equipo.
El programa Padrino, un refuerzo recíproco
El programa Padrino refuerza este tipo de acciones. Cada jugador profesional es el mentor y acompaña con frecuencia a uno de los conjunto de la cantera. El Leyma cuenta con treinta y un integrantes en su nómina de cuerpo técnico (entrenadores, preparadores físicos...). «La voluntad presupuestaria es clave. El capital privado y el apoyo de todos, sumados a la aportación pública, que sola es insuficiente, hacen esto posible. Otros clubes intentan equilibrar o incluso ponderar la partida presupuestaria dedicada a la cantera, respecto a la invertida en el primer equipo. Es una decisión de club», resume el director de cantera del Leyma, Rubén Vázquez. «Para nosotros, esta filosofía es nuestro orgullo», reitera.
«Ver cómo los niños acuden al Palacio de los Deportes y los profesionales a los entrenamientos y partidos de la cantera y se miran unos a los otros es indescriptible. No sé cuáles son las prioridades de los jugadores de la LEB Oro. Quizás la cantera no sea lo más importante, pero tiene su peso y emocionalmente posee consecuencias positivas. Que los de naranja les aplaudan desde la grada o les saluden en la calle les hace sentir arropados», concluye.