Derroche sin química en el Chelsea

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Rodrigo Jimenez | EFE

La imagen de João Felix, descolgado en punta y desconectado del juego, es también la de un equipo sin identidad tras gastar más de 600 millones de euros

13 abr 2023 . Actualizado a las 10:04 h.

Al Chelsea se le caen los millones pero le falta fútbol. Es el equipo que más ha invertido o gastado esta temporada entre los mercados de verano e invierno, que cada cual escoja la palabra que crea más oportuna. En el Bernabéu no dejó nada claro a qué quiere jugar. Este colectivo, por lo visto hasta la fecha, está bastante por debajo respecto al del pasado curso, después de destinar más de seiscientos millones de euros a fichajes.

En ese contexto se mueve también una de las últimas incorporaciones, la de João Felix, quien dejó evidentes muestras de por qué no encajaba en el fútbol de Simeone. Sin balón, trota, se implica poco. Y nadie le discute la calidad, pero tampoco es que le baste para ser un futbolista diferencial. Con los chispazos no basta. Al poco de empezar el partido tuvo la mejor ocasión para su equipo, con el Chelsea transmutado en la versión que más le gusta al Real Madrid, la de las transiciones rápidas. La velocidad no es el fuerte del luso, que acabó entregando su ventaja ante Militao, a campo abierto.

Tampoco Sterling es un jugador que participe mucho en la presión y el repliegue. Y por ahí apareció una brecha que no terminó de corregir el plantel inglés. Los dos de arriba estaban muy descolgados. Y los ocho que maniobraban por detrás no terminaban de conectar con ellos.

Tan es así que el equipo no acusó en exceso la expulsión de Chilwell al filo de la hora de partido. Incluso mejoró cuando Lampard optó por retirar al binomio más avanzado y situar en punta a Havert, que se ofreció más y entró más en juego.

Lo peor para el Chelsea es que el ingente desembolso no ha servido para dotar al grupo de una identidad. Como diría Menotti, no termina de decidir si quiere ser toro o torero. Y eso a pesar de disponer de una tripleta en el centro del campo de muchos quilates. Kante sigue siendo un corredor de fondo que tapa muchos huecos, pero también sabe galopar hacia delante. Kovacic es uno de esas piezas que combinan corte y confección. Y a Enzo Fernández no le pesa el balón ni la responsabilidad de llevar los hilos. Pero algo no encaja. Los datos dicen que el Chelsea es un equipo al que le cuesta un mundo ver puerta.

Esa es otra de las grandes paradojas del club azul. Porque en el fútbol lo más caro es el gol. Y los fichajes más costosos suelen ser los de los estiletes. Sin embargo, cuesta decidir quién es eso que se puede llamar el hombre gol del equipo. Es una amalgama, una colección de buenas piezas sin la química para un mejor rendimiento colectivo.