El belga se hace con una bonificación, parece correr con el freno de mano echado y este martes puede dar otro golpe de mano en el Lago Leceno
08 may 2023 . Actualizado a las 21:31 h.Llueve en Basilicata, el profundo sur, y Remco Evenepoel (Soudal) se prueba la ropa rosa de invierno. Manga larga encima de la maglia de líder del Giro que tapa el maillot arcoíris de campeón del mundo. Llueve en Basilicata en mayo y no es raro, porque esta es una región remota, atrapada por los imponentes Apeninos. Aislada desde siempre. Aquí se llega por mar y por eso aún hay pueblos donde se habla griego. De Basilicata es Domenico Pozzovivo (Israel), que con 40 años corre su Giro número 17 pese a un codo destrozado que no le deja tocar bien el piano. Anda el belga tratando de entender lo que significa llevar la maglia rosa, sospecha que nada es lo que parece.
Pareció probar la talla del maillot en la subida al monte Vulture, última de la etapa de este lunes y volcán extinguido. Pareció que la etapa, la subida y el Giro en general le quedan pequeños, como si el cuerpo le pidiera hacer saltar las costuras. Ganó un segundo de bonificación a Roglic (Jumbo) en el esprint intermedio y dio la sensación de que se quedó con las ganas de atacar. Pero dos días de rosa le han dado argumentos suficientes para no confiarse. Este martes el Giro tiene su primera llegada en alto y Roma está lejos. Dejó correr la etapa y en el esprint de Melfi ganó Michael Matthews (Jayco), que volvió a imponerse en el Giro ocho años después de su anterior victoria, en 2015 en Sestri Levante. En 2014 había ganado en Montecassino. Tiene 31 años el australiano y lleva toda una vida ganando.
Final en alto Evenepoel no sabe si la maglia rosa le queda pequeña o le encaja como un guante. Este martes tendrá una idea más concreta, con la llegada al Lago Laceno. Es una subida de verdad en los Apeninos. El puerto se llama Colle Molella (9,9 kilómetros al 6 %, con tres kilómetros intermedios al 9,4 %). La cima está a tres kilómetros de meta, a la que se llega bordeando el lago Laceno, en un tramo cuesta abajo. Más que un repecho y menos que las Tres Cimas de Lavaredo. El belga puede volar en este terreno, habrá que ver si mete otra sacudida al Giro como la de contrarreloj o decide tentarse la ropa.
El líder debería acercarse a Pozzovivo a preguntar. Aparte de veterano y vecino de la zona, sabe mucho. Licenciado en Ciencias Económicas en la Universidad Telemática Marconi de Roma, habla inglés fluido, ama la música, le gusta la meteorología y es un apasionado de la política. Antes votaba al Partido Democrático, pero cualquiera sabe si sigue existiendo. «Duermo poco y leo mucho», dijo una vez. Probó en el fútbol porque su padre entrenaba a un equipo. Jugaba de defensa, pero era malo y duró dos temporadas, al revés que Evenepoel, que era muy bueno y llegó a ser capitán de la selección de Bélgica juvenil antes de pasarse al ciclismo.
Entre este martes, la llegada al Gran Sasso —se ha limpiado la carretera de nieve, pero anuncian nuevas nevadas— y la crono del domingo en Cesena, Evenepoel puede dejar el Giro como un solar. Duda si la maglia rosa le queda pequeña. No hay problema. En Italia siempre hay un buen sastre a mano.
Matthews no da opciones a Pedersen
Michael Matthews ganó la tercera etapa del Giro en una llegada muy complicada, en un repecho. El australiano se impuso por fuerza a Mads Pedersen (Trek) y Kaden Groves (Alpecin). Ganador nato, llevaba 300 días sin levantar los brazos, desde que lo hizo en la 14ª etapa del Tour del año pasado en Mende. Además del juego por la etapa, lo más destacado de la jornada fue la lucha entre Evenepoel y Roglic en el esprint intermedio. El esloveno queda ahora a 44 segundos del líder y Almeida, que tuvo un problema mecánico cerca de meta pero pudo solventarlo, a 32.