Los madrugadores goles de Dzeko y Mkhitaryan ante el vecino y rival premian su total dominio en la primera parte y acercan la final de Estambul
10 may 2023 . Actualizado a las 23:15 h.El Inter comenzó a cambiar su particular historia de decepciones europeas ante los vecinos del Milan con una puesta en escena contundente en la semifinal de la Champions que enfrenta a los dos gigantes lombardos. Dos décadas después del duelo que metió a los rossoneri en la final en la que conquistarían su sexta y penúltima orejona contra la Juve, esta vez la alegría cambió al bando nerazzurro. Al menos por ahora.
Y es que pesó más la primera parte y especialmente un inicio fulgurante del Inter, que en diez minutos golpeó por partida doble con los goles de Dzeko y Mkhitaryan y arrojó a la lona a su gran enemigo. El Milan estuvo cerca de claudicar definitivamente en una primera parte nefasta y aunque mejoró tras el descanso en busca de un gol que igualase la contienda, echó de menos al lesionado Leão, uno de sus mejores recursos ofensivos, y sale muy mal parado antes de la vuelta en el mismo escenario pero esta vez de mayoría hostil en la grada.
En el vetusto y lleno de esencia San Siro, que tantas batallas de rossoneri y nerazzurri en Europa ha albergado, se podía cortar con un cuchillo la tensión entre los vecinos veinte años después del último y único precedente a las puertas de la final de Champions. Todo apuntaba a una eliminatoria muy cerrada, peleada palmo a palmo, pero el temporal nerazzurro de partida fue demoledor. Barella ejecutó el saque de esquina con maestría y Dzeko redobló la apuesta con una volea inverosímil. Con el aguerrido Calabria encima el bosnio armó la zurda y convirtió a Maignan en estatua.
No había pasado lo peor para el Milan, que sin tiempo para asimilar el golpe le dio todas las facilidades del mundo al veterano Mkhitaryan para aprovechar el centro de Dimarco desde el costado izquierdo y la pasividad de la zaga rossonera y así silenciar a la mayoría del graderío, esta vez de rojo y negro.
El shock milanista ya era total. El legendario Paolo Maldini torcía el gesto en el palco mientras Çalhanoglu testaba la madera de la portería de Maignan y Bennacer cedía su lugar en el césped a Júnior Messias por lesión tras evitar el portero del Milan el segundo tanto de Mkhitaryan.
No había síntoma alguno de recuperación del Milan y la debacle local pudo ser aún mayor sin el VAR, pues la tecnología propició que el español Gil Manzano anulase un penalti inexistente de Kjaer sobre Lautaro Martínez después de un mínimo roce del central danés al atacante argentino en el área local. Ni rastro de ese equipo plagado de oficio, rocoso hasta el extremo contra el Tottenham y el Nápoles, dos rivales de entidad a los que concedió un solo gol y ya con todo resuelto.
Reacción sin premio
El guion esta vez era pintiparado para un Inter desatado, vertiginoso por los carriles con Dumfries y Dimarco, ordenado por la batuta de Barella y amenazante a través de la calidad de Lautaro entre líneas y el impagable trabajo de ariete puro de Dzeko. El imprevisible Onana fue durante la primera parte un espectador de lujo de la exhibición nerazzurra, los únicos colores que hubo sobre el verde antes de la pausa.
Algo cambió en el Milan en el descanso, pues la producción ofensiva de los hombres de Pioli fue mayor en apenas unos minutos de la segunda parte que en toda la primera. Brahim Díaz y Junior Messias no estuvieron precisos ante la puerta local pero al menos levantaron la moral de la tropa milanista.
Dzeko puso la réplica con un remate a bocajarro desbaratado por Maignan pero la tendencia se invirtió con el Milan arrojando el resto en pos del gol que le metiera en la eliminatoria. Lo rozó Tonali, con un disparo lejano que se topó con el poste, y Pioli redobló la apuesta con cambios muy ofensivos, pero no fue suficiente. Sin Leão la vida es mucho más difícil para el Milan. La capital de Lombardía de momento es negra y azul pero todavía queda una batalla. Será el próximo martes, en el mismo lugar y a la misma hora.