El último desafío de Rafa Nadal

Fernando Rey Tapias

DEPORTES

Isaac Buj

Tras superar incontables dificultades en su exitosa carreta, afronta el reto más complicado, el de su enésima puesta a punto para decir adiós en primera línea

21 may 2023 . Actualizado a las 01:09 h.

La rueda de prensa de Rafa Nadal del jueves nos ha dejado tristeza, por la confirmación de su ausencia en Roland Garros, y esperanza, por la posibilidad de volverle a ver competir el próximo año, el que sería el último de su fantástica carrera.

No está ante una tesitura sencilla. El ejercicio físico y la práctica recreativa del deporte, no solo son buenos para el organismo sino convenientes para la salud, desde cualquier punto de vista. Por el contrario, el deporte de competición, en la mayoría de las especialidades, obliga a llevar al cuerpo y a la mente a sus límites.

Una buena comparación sería un coche de fórmula 1 al que se exprime el máximo rendimiento y, cuando las piezas se desgastan, se cambian, incluso el motor entero se sustituye por otro.

Desgaste

La factura física

Así como las escuderías disponen de ingenieros y mecánicos, los deportistas de élite tienen sus fisios y equipos médicos que buscan el máximo rendimiento. Pero cuando las articulaciones se desgastan o sus mentes se ven afectadas por el estrés, no disponen de piezas nuevas de recambio, sino que, a base de tratamientos y capacidad de sufrimiento de los atletas, tratan de regenerar las lesiones y posibilitar el que puedan seguir rindiendo, habitualmente a costa de que dichas lesiones se agraven.

Hace ya muchos años, cuando surgió Nadal en el circuito profesional, y empezó a ganar torneos y encandilar a los públicos de todo el mundo, le hicieron una entrevista a André Agassi sobre qué le parecía Rafa. El gran jugador de Las Vegas contestó: «Es un aire fresco para el tenis, un espectáculo», para luego, tras una larga pausa, añadir: «Pero a ver cuánto dura».

Y es que eran muchos los técnicos que pensaban que los esfuerzos que hacía el mallorquín acabarían por pasarle factura y le obligarían a una pronta retirada.

Constantes

Pasión, competición y capacidad de sufrimiento

Han pasado casi veinte años desde sus inicios profesionales. Y el de Manacor ha conseguido un palmarés de ensueño. Es cierto que su cuerpo ha sido castigado por múltiples lesiones, pero de todas ellas ha vuelto sin bajar su nivel. Su pasión por el tenis y su enorme competitividad, unidas a una capacidad de sufrimiento fuera de lo normal, le han permitido renacer una y otra vez en situaciones que parecían insuperables para seguir en la élite.

Desde la aparición en su pie del síndrome de Muller-Weis en el 2005, (que estuvo a punto de obligarle a retirarse), un rosario de lesiones en pies, rodillas, caderas, muñecas, abdominales e intercostales han jalonado una carrera de tremendos esfuerzos y milagrosas recuperaciones para superar a los más temidos rivales de cualquier deportista: las lesiones.

Ahora, a punto de cumplir los 37 años, la última de ellas, en el psoas ilíaco, el más potente de los músculos flexores de la cadera, le ha impedido competir desde el Open de Australia.

Contexto

La decisión más difícil

Han ido pasando las fechas previstas para la reaparición y el estado de la lesión no mejoraba. El cuerpo no respondía a los tratamientos y la mente de Rafa se desgastaba día a día al comprobar que sus esfuerzos no tenían los resultados apetecidos.

Viendo ya la imposibilidad de poder competir en Roland Garros, Rafa ha tomado la decisión de parar, descansar y darle la oportunidad a su cuerpo de regenerarse, y a su mente de dejar de luchar contra reloj para poder estar en condiciones en París.

Esperanza

El último esfuerzo

El anuncio de la ausencia de Nadal, la confirmación de que no participará en el torneo parisino, ni en ninguna otra cita en el resto del año, es sin duda una gran decepción para todos los aficionados, pero la rueda de prensa del mallorquín también tuvo la parte positiva de comprobar que Rafa no se retira definitivamente, sino que confía en estar en condiciones para jugar el curso venidero y hacerlo al máximo nivel para poner un broche de oro en los mismos escenarios que durante las dos últimas décadas han sido testigos de un competidor excepcional, espectacular como deportista, y con unos valores entre los que siempre han destacado la humildad, la superación y una deportividad que lo han convertido en un icono del deporte mundial.

El ambiente de la pista central de Roland Garros no será el mismo este año, pero la posibilidad de que la ausencia de Rafa sea solo un paréntesis es una noticia esperanzadora. Ahora todo dependerá de la reacción del cuerpo de Nadal. Esperemos que sea positiva y permita al balear despedirse en las pistas y hacerlo como dijo él, no como un comparsa, sino aspirando a lo máximo, como ha sido siempre a lo largo de su admirable trayectoria.