
La selección española afrontaba con un doble objetivo esta semifinal de la Liga de las Naciones frente a Italia. Por un lado, la posibilidad de lograr un título más de prestigio que de importancia histórica. Además, también a través de esta final four, recuperar de la mano de este nuevo equipo español y su entrenador, Luis de la Fuente, una ilusión en la selección mermada después del Mundial.
Ya se vio desde el principio que no era un encuentro típico de Eurocopa o Mundial. En juego había mucho menos. El momento, en el que muchos jugadores ya están casi de vacaciones tras una larga temporada, propició un partido con pocas restricciones y muchas alternativas. El 1-0 español llegó tras una buena presión en bloque alto, pero el penalti, a los pocos minutos, fue muy grosero para el empate de los italianos.
A partir de ahí, se jugó un partido atractivo y entretenido para el espectador, con mejor juego español, pero también peligrosos desajustes en defensa que los italianos aprovechaban al contragolpe para amenazar el marcador. La segunda parte continuó siendo un partido de ida y vuelta, en el que se sucedían las continuas llegadas a las dos áreas.
Italia llegó a la recta final del choque más justa de fuerzas que España, dio un paso atrás, y la selección aprovechó para marcar en una acción de dos jugadores en estado de gracia durante este final de campaña: disparó Rodri desde fuera del área para que, después de un rechace, le cayese a Joselu, ¿quién si no?, que marcó el gol de la victoria y permite al equipo de Luis de la Fuente disputar una atractiva final frente a Croacia.