El circuito de Hungaroring es el lugar perfecto para que el relato de la resurrección deportiva de Alonso pueda culminar con la 33.
20 jul 2023 . Actualizado a las 16:52 h.Mucho antes de la era de los memes, de que el caos del humor inundase la seriedad imperante del deporte profesional y cuando las redes sociales eran un concepto inexistente, Fernando Alonso ya levantaba a millones de españoles en el asiento. La primera vez que la bandera española y su himno se elevaron en lo más alto de un podio de fórmula 1 fue el 25 de agosto de 2003 en Hungría, hace casi dos décadas. Fernando Alonso era un chaval que apuntaba muchísimas maneras y que estaba llamado a cambiar la historia de su deporte en España, pero por entonces no era lo que es hoy: el piloto más respetado, posiblemente, de la parrilla.
Aunque no volvió a ganar más en Hungaroring y, de hecho, no es un circuito que se le dé especialmente bien en comparación a otros, regresar a Budapest siempre le trae esa añoranza al hambre que tenía de victorias por aquel entonces. Aquella fue la primera victoria y ahora busca la 33, aunque visto lo visto en las últimas carreras quizá esté más lejos de lo que parecía al principio de la temporada. O no.
En lo que va de temporada 2023 de fórmula 1 solo ha habido un equipo que ha ganado. Red Bull está cuajando uno de los dominios más aplastantes que se recuerdan en los últimos tiempos, incluso por delante de la reciente era de reinado de Mercedes o la suya propia en los años de liderazgo de Sebastian Vettel. Max Verstappen ha logrado ocho victorias de diez posibles y las que no han sido suyas han sido de su compañero Sergio Pérez.
Ni el cambio de reglamento a mitad de temporada que han adelantado en Pirelli, las consecuentes modificaciones a las que se han tenido que someter los equipos o el ascenso de otros candidatos a la zona alta han cambiado ni van a cambiar el devenir del año. El pescado está muy vendido ya, con el neerlandés liderando el Mundial con 99 puntos de ventaja (esto son prácticamente cuatro carreras de margen) sobre el mexicano y casi cinco sobre su siguiente perseguidor.
Este es Fernando Alonso. Las condiciones de frío le han ido realmente mal, tanto en España como en Austria y Silverstone, donde tuvo un fin de semana gris y más propio de sus dos recientes años en Alpine que en el fulgurante arranque de su era en Aston Martin. El resto de equipos han dado un paso adelante en las últimas carreras y ellos uno atrás, algo que es tan evidente como que no solo los resultados, sino las sensaciones, así lo atestiguan.
Condiciones óptimas para Aston Martin Siendo este el escenario general, en Aston Martin hay ciertos motivos para ser optimistas. Por pura estadística, en algún momento fallará Verstappen y, si lo hace, Alonso quiere estar ahí para darle a la afición española la foto que tanto tiempo lleva esperando. Aunque por cuestiones electorales no vaya a ganarse la portada de los medios generalistas, seguro que es lo que menos le importará.
Pero además de agarrarse al clavo ardiendo de la probabilidad, las condiciones de Hungría le son óptimas a Aston Martin. Las altas temperaturas han sido aliadas del equipo verde en las carreras en las que han aparecido, así como los trazados más sinuosos y con más necesidad de tracción. Si la labor de evolución de los ingenieros de Silverstone es buena o no se medirá realmente en este circuito, toda vez que lo visto en la cita de casa no fue una foto exacta de la situación real, opinan. En palabras de Lance Stroll, compañero de Alonso, este es un circuito «que se parece más a una pista de karting, con curvas muy cerradas y solo una recta real, por lo que esperamos que el AMR23 se adapte bien». La dificultad de lograr adelantamientos y la previsión de una altísima degradación de neumáticos obligará a echar una mirada extra a los muros para ver cómo se comportan los estrategas, lo que directamente supone ya un hándicap para equipos como Ferrari, cuyos planteamientos desde el muro suelen ser una ruleta rusa, o el propio Aston Martin, que han tenido altos y bajos en este sentido.