Marco Tulio Cicerón escribió: «Cuando más grande es la dificultad, mayor es la gloria». El auge de la marcha de futbolistas de renombre a Arabia me hace recordar esta frase en la que un modelo no capitalista, hace muchos años, había valores como la gloria, el prestigio y el honor. En el futbolista, debido a su corta vida laboral, las cuantías económicas de las ofertas contractuales, tienen un gran peso en sus decisiones y se tiende a decidir un cambio de equipo con el argumento: «Es que me ofrecen tanto».
Dependiendo del futbolista y de la gloria que haya conseguido, se puede entender la decisión de irse a Arabia. Casos como Cristiano Ronaldo (38 años), Roberto Firmino (31) o Neymar (31), que ya han jugado en grandes equipos, ganado Champions y jugado Mundiales, es decir, ya han alcanzado la gloria, hace que pueda decantarse por maximizar sus ingresos, a costa de bajar su exigencia deportiva.
Otros como los casos de Rubén Neves (26), Allan Saint (26) o Gabri Veiga (21), han sobrepuesto lo económico a lo deportivo, a su corta edad, y no serán recordados por haber dado alegrías a sus equipos, jugado finales o haber destacado en mundiales. Básicamente, no serán recordados, pese a que hoy están en boca de todos. La memoria en el fútbol es muy corta y solo recuerda a los que alcanzan el éxito.
En 50 años, nietos celtistas y deportivistas preguntarán a sus abuelos quién era Iago Aspas, Michel Salgado, Álex Bergantiños o Fran González, y les responderán que unos grandes futbolistas, y estos nietos les recordarán a sus nietos esos nombres de históricos jugadores, pero otros caerán en el olvido, porque no eligieron la dificultad, es decir la gloria.