Lucas Yáñez: «Me llamó Netflix, pero les rechacé»

Adrián Valiño / P. G.

DEPORTES

El joven oleirense repasa sus últimos dos años y medio de auténtico oro deportivo

28 ago 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Lucas Yáñez (Dorneda, 2004) es patinador en la disciplina artística. Su primer campeonato de España llegó en su segundo año de infantil, con 14 años. El 6 de octubre del 2021 alcanzó la máxima gloria deportiva proclamándose campeón del mundo en la categoría júnior, además de subirse al escalón más alto del podio en el provincial, gallego, nacional y europeo. En el 2022 revalidó su oro mundial y este año, en su debut en la categoría sénior, quedó subcampeón de la copa del mundo.

—Lleva desde los 14 años subido al podio, ¿cuál ha sido el momento más difícil dentro de tanto éxito?

—El año de cadete de primero no fue fácil. Tuve un lapsus, quise dejar el patinaje porque de campeón de España pasé a noveno. Me agobié y pensé que esto no era para mí, pero mi entrenadora me explicó que me veía potencial y dije: «Venga, lo sigo intentando».

—¿Aprendió alguna lección esa temporada?

—A mí no me gustaba trabajar, era un chaval inquieto. No era indisciplinado, pero me satisfacía que me saliese todo a la primera. Y eso no puede ser, no siempre es así.

—Y, en su primer año en júnior, alcanzó la gloria, contra todo pronóstico.

—Nadie apostaba por mí, llego al campeonato de España y salgo campeón. Me clasifico para el mundial. Era el más pequeño de todo el torneo y de la selección. Me dijeron que me llevaban para probar y que fuese cogiendo experiencia para el año siguiente, que ya era mayor. Llego, y termino primero del ejercicio corto. Y lo gano. Quedé campeón del mundo. Nadie daba un duro, mi entrenadora sí, me veía potencial.

—Recibió el galardón a deportista revelación en el 2021, a pesar de que su deporte no es disciplina olímpica.

—Cuando hice todo el año oro, el CSD, a pesar de no ser un deporte olímpico nos invitó a mí y a dos compañeros más de la selección al Comité Olímpico. Nos concedieron una medalla, nos hicieron un recibimiento y nos dieron premios. Me lo otorgaron a deportista revelación de España del 2021. Me jode que no esté en el programa de los Juegos Olímpicos, pero no podemos hacer nada, es un tema que viene de atrás y tiene que salir como deporte invitado.

—Luca Lucaroni, un patinador siete veces campeón del mundo, le dio una advertencia en su segundo campeonato del mundo júnior.

—Es cierto, en el segundo mundial estaba más nervioso. Lucaroni me dijo que ahora tenía que hacer lo difícil, mantenerme. Me avisó de que todo el mundo me iba a estar mirando, pendientes, con lupa. Un campeón del mundo tiene que hacerlo bien porque sí. Hay más presión. Si tienes un fallo, la gente no lo perdona. Sabiendo esto, quieras que no, te presionas más.

—Los vecinos de Mondoñedo recaudaron fondos para que pudiera ir a la Copa del Mundo de junio en Argentina.

—Lo de los amigos de mi padre fue tremendo. Él era de Mondoñedo, pinchaba en un bar. Tenía familia y amigos allí. Falleció cuando yo tenía 3 años. La idea surgió de ellos, ya tenían la idea organizada y nos la transmitieron. Fue increíble, imagínate, un pueblo entero se junta para hacer una andaina, van a la tienda y empiezan a donar dinero para mí. Luego quedamos con ellos en Oleiros y se lo agradecimos. Cuando acabe la temporada iré para allí a hacer una exhibición en su club de patinaje.

—Devolvió tanto cariño con una remontada en el programa largo, consiguiendo la medalla de plata.

—Iba quinto en el primero, pero me salió muy bien el largo y mira, segundo. Faltaba gente también. Pero, bueno, segundo está bien. Por lo menos llevé medalla.

—En julio quedó cuarto en el torneo nacional. Aún así, le convocaron para el europeo. ¿Confía en subir una vez más al podio?

—Para empezar, ni me esperaba ir al europeo. Cuando me enteré, empecé a gritar. Nunca se hizo así. Quitaron al tercero en el campeonato de España, que va al mundial, para convocar al cuarto. Mucho confían en mí. Hay varios fuertes, pero yo creo que puedo quedar tercero. Quiero superar al que me ganó en el nacional.

—¿Qué importancia tiene la figura de su madre en su vida?

—Koki es la que me lleva a entrenar siempre, si no fuera por ella... Me lleva al colegio y me acerca allí la comida caliente en táper. Luego vamos a A Coruña a las 15.30 horas y espera hasta las 17.00 para dejarme en Santa Cruz. Después, me recoge a las 21.00 para ir a casa. Así, desde los 10 o 12 años.

— Y con su hermana, ¿tiene una buena relación?

—Gabriela y yo nos llevamos bien. Nos enfadamos como todos los hermanos, pero no hay ningún problema. Antes, un poco peor, pero hacernos mayores nos ayudó. Íbamos siempre a entrenar juntos, pero cuando se metió en segundo de Bachillerato empezó a faltar un poco más por los estudios y después, en la universidad, se le complicó aún más.

¿Qué tal lleva tener un estilo de vida diferente al resto de sus amigos de Oleiros?

—Es otra vida. Cuando deje de patinar, saldré de fiesta. Ahora el cuerpo me pide otra cosa. Puedo salir esporádicamente, pero no todos los días porque el cuerpo, sufre, mucho. Físicamente estoy cansado, no aguanto para estar hasta las 5 de la mañana de pie.