11/27. Esos son los dígitos del último cuarto entre España y Letonia. Y viene a definir perfectamente lo que sucedió en los 10 minutos finales. Total naufragio de nuestra selección en ambos lados del campo. Pareció terminar el partido con premura. Como sino existiese esa parte final. La docena de puntos de ventaja nos hizo un daño incalculable.
Pareció España perdida en ese momento definitivo. Realmente lo que casi nunca sucedía a nuestro equipo. Habían remado los de Scariolo paso a paso, en un encuentro totalmente diferente a lo esperado para llegar al sitio culmen en una situación inmejorable. Pero se apagó la luz.
Había discurrido la cita con los letones por todos los puntos no esperados. Se pensaba en un partido de alta puntuación, pues al descanso 32/29. Horrible porcentaje en los tiros lejanos, de dos equipos muy anotadores en esa distancia. Igualdad en el rebote, también inesperado. 10 rechaces largos acabaron haciendo mucha mella en España. Y los tiros libres errados.
Pero sería un resumen de poco empaque si nos quedásemos con esos datos. Problemas gordos en el bloqueo central contra un pívot que se abría. Varios ajustes tras el mal inicio para volver a los errores en ese aspecto llegado el tramo final. Zoriks nos hizo un agujero de dimensiones colosales.
Se había decidido cambiar roles. Dar más minutos a los jugadores con experiencia. Llull, Rudy, Claver tuvieron mucho protagonismo. El catenaccio se había impuesto. Había dos técnicos italianos en las bandas. Y le salió mejor a Bancci. ¿Fue un simple lapsus de concentración? ¿Fue un simple gag mental en un malísimo último cuarto? Ojalá sea eso. Porque el domingo es todo o nada. No sólo para España. También para Canadá. Otro que se desconectó con 10 minutos de antelación frente a Brasil. Tenemos un thriller en 24 horas.