El informe de la Guardia Civil por el caso Negreira sostiene que el arbitraje en España no fue imparcial
DEPORTES
El instituto armado considera que el exdirigente arbitral recibió ocho millones del Barcelona por servicios ficticios
02 sep 2023 . Actualizado a las 14:58 h.Es el año de los escándalos en el fútbol español. El estallido del caso Rubiales tiene lugar cuando aún no se han dirimido las posibles responsabilidades legales del caso Negreira, la investigación por los pagos millonarios del Barcelona al excolegiado que fue vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros entre 1994 y el 2018.
La investigación a José María Enríquez Negreira se hizo pública el 15 de febrero. Y sigue su curso. El juzgado de instrucción número uno de Barcelona encargó en su día un informe a la Guardia Civil sobre el rastro del dinero pagado por el club culé al exdirigente arbitral.
Según la información recabada por el instituto armado, a la que ha tenido acceso el diario El Mundo, los servicios prestados por Negreira -en teoría informes y aseoramiento sobre árbitros- eran ficticios: «no se encuentran amparados por soporte documental más allá de las facturas» de las empresas instrumentales vinculadas al excolegiado.
La Guardia Civil señala que el FC Barcelona reconoció en su día ante Hacienda «la improcedencia del gasto» y pagó una sanción tributaria. También detalla que el club azulgrana no «ha aportado la identidad de los profesionales que habrían desarrollado los servicios» y que tampoco había entregado «copia de vídeos, documentos o informes en los que se concreten los trabajos de asesoramiento específico».
El instituto armado destaca que Negreira no experimentó «un incremento de patrimonio» pese a los pagos del Barcelona. Y también subraya que sacara los fondos de las entidades bancarias con «cheques al portador» y retiradas de grandes cantidades de dinero en efectivo, que llegaron a superar el millón de euros.
Según la información publicada por El Mundo, la Guardia Civil también hace hincapié en la capacidad de influencia que tenía Enríquez Negreira sobre el resto de los árbitros, al tener la facultad de «castigarlos por sus errores o designarlos para los grandes partidos», lo que pondría en cuestión la imparcialidad del arbitraje en España durante ese período.