Desde hace años, el MXPG es una categoría muy exigente, en la que compiten varios pilotos que han llegado a ser campeones del mundo. El nivel de exigencia es altísima, todo está muchísimo más apretado. Las motos tienen un nivel mayor, han evolucionado una barbaridad. Son muchas carreras a lo largo del año las que determinan al campeón. Tanto a nivel físico como psicológico es duro. Jorge ha gestionado de una forma magnífica esta temporada. Ya en pretemporada estaba concienciado de lo importante que era correr sin cometer errores como le había sucedido antes. Metes una pequeña cagada, por lo que sea, te lesionas, y condicionas toda la temporada. Prado llevaba años padeciéndolo. Cuando no era un golpe, era el covid, y cuando no, la evolución de la moto en vez de ir hacia adelante había ido hacia atrás. Ese cúmulo de circunstancias, que puede sonar a excusa, le complicó las primeras tres temporadas en MXPG.
Este año la moto parece que ha ido un poco mejor, aunque no es la mejor de la competición, ni mucho menos. Jorge se lo ha tomado con mucha calma. Le ha valido de mucho la experiencia. Sabía que las puntuaciones de las clasificatorias de los sábados iban a ayudarle mucho. Ha madurado en pista e incluso cuando le falló el motor, como sucedió en Turquía, ha sabido mantenerse tranquilo y controlar los nervios para obtener el mejor resultado posible. No cometió errores, ni asumió riesgos excesivos. A veces, la clave está en mantenerse entero. Lo hemos visto esta temporada con Herlings (se fracturó primero una vértebra y posteriormente, en los entrenamientos del MXGP de los Países Bajos, la clavícula) que no ha hecho más que lesionarse.
El suyo es el triunfo de la continuidad, de la regularidad, de no fallar apenas nada. Desde que llegó al MXPG, el único fallo que cometió fue cuando se enganchó con Herlings en una llegada a meta. Es el único riesgo innecesario que yo le recuerdo. Siempre ha dosificado, y cuando la moto no le permitía más se ha ido hacia atrás de forma inteligente.
El colchón de puntos que ha manejado ha sido fundamental para no precipitarse. Ganar este campeonato del mundo para Jorge es sacarse una espina que tenía clavada y no le dejaba fluir. Va a ganar una confianza increíble de cara a la temporada que viene. Para Galicia es espectacular lo que ha hecho Jorge. Y lo que viene haciendo también por detrás Rubén Fernández, que ya sabe también lo que es ganar un gran premio (lo hizo en la Patagonia). No descartemos tener pronto a dos gallegos en el podio.