Aston Martin besa la lona y puede ir a peor

David Sánchez de Castro

DEPORTES

AFP7 vía Europa Press | EUROPAPRESS

Singapur ha marcado el punto más bajo de la temporada para la escudería de Fernando Alonso

18 sep 2023 . Actualizado a las 12:39 h.

Fernando Alonso es, posiblemente, uno de los peores compañeros para una partida de mus o tute: cuando está contento, se le nota; cuando está enfadado, se le nota aún más. La mejor prueba es lo vivido instantes después del Gran Premio de Singapur, que para Aston Martin ha supuesto su peor fin de semana de la temporada 2023, con un piloto ausente por un fuerte accidente el sábado y el otro cerrando la lista de los que completaron las 62 vueltas, último.

Su comparecencia ante los micrófonos de las televisiones hispanohablantes, incluida la española Dazn, da para un pequeño aparte. Nada más comenzar, interpela al responsable de prensa de Aston Martin: «Me dijiste que eran dos. Llevamos dos...», le cuestionaba. «Ya, pero estos son en español», le replica. Y Alonso pone su sonrisa más irónica, mientras por dentro se muerde la lengua, para quitarse de encima el compromiso: «Carrera para olvidar. No teníamos ritmo hoy. Una carrera complicada desde el principio, y a ver en Japón». Y se dio la vuelta.

La desesperación de Alonso es completamente asumible. Bien por las expectativas colocadas sobre esta cita, bien porque el desastre ha sido muy superior al esperado, Alonso y su equipo no esperaban ni en sus peores previsiones acabar el Gran Premio de Singapur en última posición. Todo lo que podía salir mal, salió mal, y lo hizo además en un fin de semana propicio para meterle mano a Max Verstappen y a Red Bull. A principio de temporada eran ellos los que se presentaban como alternativa al dominio de los campeones del mundo, y ahora han caído estrepitosamente de la lucha.

Ferrari, encarnado en un Carlos Sainz excelso durante todo el fin de semana, ha sabido darle la vuelta a la situación después de verano. La cita de Monza fue un aviso de lo que ocurrió en Marina Bay, pero con la particularidad de que son dos circuitos con características muy distintas: eso habla muy bien de la capacidad de gestión del equipo (algo que no suele ser su punto fuerte) y del propio piloto. Que Sainz jugase con su margen para darle el DRS a Lando Norris, rival pero buen amigo, fue crítico para que a la postre no pudieran cazarle los Mercedes, con un George Russell que solo tuvo un error, pero fue fatal, y un Lewis Hamilton que pescó un podio que no se esperaba.

Ahí es donde Alonso y Aston Martin esperaban estar. Y no estuvieron. De Lance Stroll no se espera nada y está bastante aceptado que de no ser el hijo del dueño del equipo hace mucho tiempo que estaría pululando por otras categorías del automovilismo o incluso en el tenis, deporte que le apasiona y practica con fruición. De Alonso, en cambio, sí se espera más.

Un coche «inconducible»

El problema al que se enfrentan Aston Martin y Alonso en la recta final de la temporada no es cosa menor. Dicho de otra manera: es cosa mayor. Hay una frase que destaca sobre el resto de las conversaciones por radio del piloto de Alonso. Pasada la media carrera, el piloto soltaba una sentencia que no se escuchaba desde los tiempos incivilizados de McLaren Honda: «Este coche es inconducible». El AMR23 había comenzado la temporada como un monoplaza noble, dócil en su pilotaje, rápido en curvas lentas y con una tracción perfecta en caso de necesidad en las zonas de mayor velocidad de paso. Ahora, y desde las evoluciones de junio, se ha vuelto un monoplaza más pesado y denso de llevar, con demasiado sobreviraje (prueba de ello es el error de Alonso que le hizo salirse del carril de entrada a boxes y le costó una consiguiente sanción de cinco segundos) y unas prestaciones de punta alejadas de los motores Ferrari o Honda de Red Bull. Dicho en corto: se ha vuelto un coche menor.

Se puede decir sin mucho miedo a equivocarse que Aston Martin ha vuelto a padecer de su histórico talón de Aquiles: las evoluciones. El monoplaza verde aguantó el pulso a principio de temporada, cuando lograron hacer nacer un coche competitivo, pero en cuanto el resto mejoró, ellos se quedaron atrás. Pasaba antes de la llegada de Alonso y parece ser un mal endémico que no han sabido solventar.

Alonso quiere pasar página rápido y pensar ya en el Gran Premio de Japón de este fin de semana, en Suzuka, donde espera quitarse el amargor que le ha dejado Singapur. El temor a que ya no puedan volver a recuperar el pulso con sus rivales se ha extendido en el equipo y los circuitos que llegan no son propicios. Con los recursos ya puestos prácticamente al completo en el coche de 2024, no es descartable una travesía en el desierto hasta final de año.