En esta columna me centraré en hablar de lo que transmite esta competición, de porque es tan importante y en que la hemos convertido, también hablaré de fútbol, cómo no, pero no hubo sorpresas. El Real Madrid vapuleó, Morata y Griezmann golearon, la Real Sociedad y Otamendi sentenciaron al Benfica en diez minutos, el Sevilla y el Barcelona mal y el Manchester United mucho peor.
Desde la primera hasta la última columna de opinión que haga en 20.45 no dejaré de hacer especial hincapié en que yo prefería esta competición a las nueve menos cuarto, porque no es solamente un horario, ni mucho menos un número. Es el momento en que los niños de mi generación se plantaban delante de la televisión cuadrada para ver fútbol europeo, los más afortunados lo hacían en un bar con su padre, como yo, otros en casa por medio de Canal+ y, los más pillos, intentaban por medios caseros codificar los partidos con mil y una técnicas.
No había partido a las 18.45 para que lo viera el continente asiático, tampoco había VAR, los árbitros estaban calvos y gordos salvo un español y un par de alemanes y la polémica era fundamental pero sana. Tenías que escoger que partido ver y ponerte la radio con Paco, Pepe y Manolo para soñar con lo que pasaba en otros 7 campos.
El cambio de hora no es un capricho, el cambio es un resultado de que el ya conocido como fútbol moderno se ha apoderado de la FIFA, la UEFA y las ligas nacionales. Los jugadores profesionales disputan 60 partidos al año, las lesiones se cuentan en dos líneas porque rápidamente el titular periodístico es el nombre del nuevo fichaje que viene a sustituirle. Los campos de fútbol UEFA deben de estar dotados de SPA, zona vip, asientos reclinables y calefactables, párking, salidas de emergencia y no se puede ni fumar ni comer pipas, no puedes beber una Cocacola a gusto, porque te la sirven en vaso y cuando llegas a tu asiento de los más que lógicos movimientos para acomodarse tienes la mitad en tu mano y la otra mitad en tus pies. Ahora bien, el Unión Berlín, no puede jugar en su campo por aforo, el Shakhtar en plena guerra le gana al Barcelona en un campo alemán y el Maccabi Haifa en pleno bombardeo recibió al Villarreal en Grecia. Un sinsentido.
En esto se ha convertido el negocio y mientras tanto nosotros, yo el primero, con el paquete más completo para ver la Champions en Movistar+. Ojalá pudiese verla con papá, en un bar, a las 20.45.