Novak Djokovic, maestro absoluto

Enric Gardiner COLPISA

DEPORTES

GUGLIELMO MANGIAPANE | REUTERS

El serbio se cobra la venganza ante Sinner y ya es el tenista más laureado de la historia de las Finales ATP con siete títulos

19 nov 2023 . Actualizado a las 20:22 h.

Tuvo la oportunidad Jannik Sinner de eliminar a Novak Djokovic. Pero no en la final de este domingo, sino el pasado jueves, cuando una derrota ante Rune hubiera supuesto la eliminación del número uno del mundo, que había entorpecido sus opciones al ganar a Hurkacz en tres sets y no en dos. El italiano, en el tercer set, estuvo a cinco puntos de caer. Era bola de break a favor del noruego, que la mandó al pasillo y sucumbió unos minutos después. Eso, días después condujo el trofeo de campeón a las manos de Djokovic.

El serbio desplumó a Sinner (6-3 y 6-3), se cobró su venganza y levantó el séptimo título como maestro, el del desempate con Federer y el que le sirve para colocar otro récord sideral en su estantería. Lo hizo ante un público agreste, que celebraba sus fallos y con el que tuvo algún rifirrafe, y contra un Sinner por el que su cabeza rumiaba un «a este tipo le podía haber eliminado yo». Lo tuvo en su mano, él decidió jugar la carta de la deportividad, embolsarse los 200 puntos por vencer a Rune y optar a ganar el torneo invicto.

El supuesto biscotto nunca ocurrió y dio una vida extra a Djokovic, que perdió en una maratón con Sinner en la fase de grupos, pero que rara es la vez que pierde dos veces en una semana. Después de la exhibición que dio ante Alcaraz en semifinales, un nivel que parecía imposible replicar, Djokovic arrolló al transalpino frente a viento y marea. Porque las gradas, repletas del naranja que tiñe el pelo de Sinner, celebraban como puntos cada vez que Djokovic fallaba.

Esto enfureció al de Belgrado, que no rehúye un enfrentamiento con el público, y que cuando sirvió para hacerse con el primer set, sacó el puño y se lo enseñó a la gente en cada uno de los puntos que ganó. Su servicio fue exquisito, una de las armas que explican que con 36 años haya pulverizado el torneo. Hasta mediados del segundo set, cuando lideraba con 3-2, solo había perdido dos puntos en todo el encuentro (28 de 30). Ahí Sinner tuvo una oportunidad para resucitar, un 15-40 al que respondió sin meter los dos restos en pista.

Se le agarrotó la mano al italiano, que dispuso con 4-3 en contra de otro 0-30, pero volvió a estamparse con la red y con los golpes largos. Le entró un miedo a competir el encuentro que explica por qué pese a su inmenso talento aún no ha ganado un título de renombre más allá de los Masters 1.000 y por qué ni siquiera atesora una final de Grand Slam.

Esta final de maestros era su ocasión para pegar el salto que ya dio Alcaraz, su rival contemporáneo, pero tembló al ver a Djokovic enfrente. Le ganó en la fase de grupos, cuando la tensión era inferior, y claudicó en la final, cuando se separaba al aspirante del campeón.

Djokovic cierra la temporada con su séptima corona de maestro, una por encima del ya retirado Roger Federer, y pone el broche al curso: tres grand slams (Australia, Roland Garros y US Open), final en Wimbledon, dos Masters 1.000 (Cincinnati y París-Bercy), un total de siete títulos, más de 400 semanas en todo lo alto y número uno a final de año por octava vez.

Comenzará el 2024 con 2.390 puntos respecto a Alcaraz en la clasificación ATP y aspirará a un vigésimo quinto grand slam en Melbourne. Cuesta pensar que no lo conseguirá.