Joana Sanz, mujer de Dani Alves, declara en el juicio que el futbolista volvió a casa «muy borracho y oliendo a alcohol»
DEPORTES
Los agentes de los Mossos asignados al caso corroboran la versión de la víctima de que fue violada por el exfutbolista del Barcelona y el Sevilla
06 feb 2024 . Actualizado a las 21:23 h.La defensa de Dani Alves, acusado de agresión sexual, jugó este martes fuerte la carta del atenuante por razón de estado de embriaguez, que le podría servir para rebajar la pena en caso de ser condenado. Las partes negociaron hasta el último minuto un pacto extrajudicial, pero no se pusieron de acuerdo. Fuentes judiciales aseguran que el futbolista, para quien las acusaciones piden de 9 a 12 años de cárcel, reclamaba una pena menor, algo inaceptable para la víctima.
La baza que le queda ahora al ex del Barcelona, Juventus, Sevilla y PSG, si le condenan, es que el tribunal tenga en cuenta el atenuante del alcohol. En la segunda jornada del juicio contra el futbolista (declarará este miércoles al final de la vista), hasta cinco testimonios ratificaron la versión de que iba ebrio: tres amigos, un empleado de la discoteca y su mujer, la modelo Joana Sanz, que tras el estallido del caso mostró su intención de separarse, pero en el juicio cerró filas con su marido y su familia política. Sanz salió agarrada de la mano de su suegra a la salida del tribunal.
Dentro de la sala, negó haber pedido el divorcio y dijo que el acusado iba borracho la noche en la que supuestamente violó a una joven en la discoteca Sutton de Barcelona. La modelo canaria afirmó que su marido volvió a casa «muy borracho y oliendo a alcohol». «Se chocó contra el armario y se desplomó en la cama», relató. Ambos viajaron juntos a Barcelona el día anterior de la supuesta agresión sexual ya que estaban en Canarias. El 30 de diciembre, él se fue con sus amigos: primero a comer, luego a tomar una copa a un local y finalmente al Sutton, donde se produjo la supuesta violación.
Cuando llegó casa, sobre las 4.30 de la mañana, «no valía la pena hablar con él tal como venía, mejor dejarlo para el día siguiente», aseguró Sanz. Aun así, le habló de la comida pero no del Sutton. En la misma línea, el amigo de Dani Alves, Bruno, que estaba con él en la discoteca, cambió su versión respecto a la que dio durante la instrucción. En un primer momento, mantuvo que en el local el exfutbolista se había tomado media copa de champán. En la sala, aseguró que se tomó cuatro copas. Además, antes de ir a la discoteca, el deportista había comido con unos amigos y luego fueron a otro local: habían pedido cuatro botellas de vino, una de whisky y gintonics.
Bruno Brasil condujo el coche con el que se desplazaron a la discoteca, porque consideró que Alves iba bastante bebido. Al salir del local, también cogió el coche y llevó al lateral a su casa. El responsable de sala del Sutton señaló que «o había bebido o se había tomado algo, pero no actuaba de forma normal». Le conocía como cliente habitual de la discoteca y a su juicio ese día no estaba como en otras ocasiones.
Miedo a la denuncia
Por contra, en la segunda jornada del juicio, comparecieron una decena de agentes de los Mossos y todos ellos afianzaron la versión de que fue violada. La agente que tomó declaración a la chica relató que «se derrumbó» cuando empezó a contar la agresión sexual. «Le sobrepasaba la situación», describió. La joven no quería denunciar. Tenía miedo de que se filtrara su nombre durante la investigación, al tratarse de un caso con un supuesto agresor famoso. El agente que acudió al Sutton cuando la Policía recibió el aviso, y que llevaba una cámara en el pecho, se encontró a la denunciante en estado de «shock».
«Dio detalles de lo sucedido» y «contó que había habido penetración», que le «obligó». Otro de los Mossos señaló que la chica dijo en todo momento que no quería dinero, sino justicia. A uno de ellos, la defensa le preguntó por qué se refería a Alves como «cabrón» y «capullo» en las conversaciones entre policías. «Porque era el presunto agresor sexual», remató. Uno de los auxiliares de la discoteca, mientras, afirmó: «Estaba segura de lo que iba a hacer, pero después se arrepintió». El director del Sutton relató lo que le contó la chica: que entró al baño (donde fue presuntamente violada) de forma voluntaria y que luego quiso salir y no pudo.