Galicia saca músculo para el Mundial 2030

Iván Antelo REDACCIÓN

DEPORTES

La visita de los técnicos de la RFEF al campo de Baltar, en Portonovo
La visita de los técnicos de la RFEF al campo de Baltar, en Portonovo Ramón Leiro

Técnicos de la Federación analizan desde ayer las 14 subsedes que podrían ir con A Coruña, con Vigo o de forma independiente para la cita del 2030

21 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Varios técnicos de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) inspeccionan durante esta semana los estadios que podrían acompañar las candidaturas de Riazor y Balaídos para ser sedes del Mundial de fútbol del 2030. Son catorce subsedes las seleccionadas por la Gallega. Siete en el norte: A Malata (Ferrol), el Vero Boquete (Santiago), el Ángel Carro (Lugo), A Magdalena (Vilalba), la ciudad deportiva de Abegondo, Ponte dos Brozos (Arteixo) y Vista Alegre (Ordes). Y siete en el sur: A Senra (Ribadumia), Burgáns (Cambados), Baltar (Sanxenxo), Pasarón (Pontevedra), Pardellas (Ponteareas), Afouteza RC Celta (Mos) y O Couto (Ourense). Ninguna de ellas va vinculada en exclusividad a A Coruña o Vigo e incluso podrían funcionar de forma independiente. Y es que en el hipotético caso de que Galicia no ganase la carrera por tener una sede, podría ser subsede alguna de ellas, si a la FIFA le gustase mucho. Las primeras en pasar revista fueron Portonovo, Mos, Pontevedra y Ponteareas, ayer; hoy lo harán Cambados, Ribadumia, Ordes, Arteixo y Abegondo; mañana, Ferrol y Vilalba; y, el viernes, Lugo y Ourense.

¿Es una decisión definitiva?

No. Se trata de una propuesta inicial que la Real Federación Gallega de Fútbol traslada a la Española, dentro de su plan estratégico para tratar de convencerla de que Galicia es el lugar ideal para que se dispute un Mundial. Lo lógico sería que se respetase el modelo presentado, pero es evidente que si la RFEF observase alguna deficiencia difícil de solucionar con inversión, se podría cambiar la subsede en cuestión por otra. Es un paso importante, pero de momento no hay nada inamovible.

¿Por qué se eligieron estas subsedes?

En primer lugar, porque cada uno de los gobiernos municipales apoyan el proyecto mundialista, sabedoras de que puede suponer un generoso retorno tanto en promoción del territorio como de atracción turística. Hay muchos más concellos que apoyan el Mundial, pero se eligieron estos estadios y no otros por tres motivos, principalmente: por nivel de instalaciones (campos de hierba natural y zonas de vestuarios y graderíos confortables), por pertenecer a localidades próximas a las posibles sedes (con infraestructuras que permiten estar a solo una hora, o menos, de la matriz —la más lejana es Ourense, de Vigo, y está a 1:10 en coche y 1:07 en tren) y por capacidad hotelera —núcleos urbanos importantes como Ferrol, Santiago, Lugo, Ourense y Pontevedra, amén de la excelsa red costera en las Rías Baixas, acostumbrada a acoger a muchísimo turismo cada verano—).

¿Hay alguna favorita?

Tanto el Gobierno autonómico (Xunta de Galicia) como la Federación Gallega están adoptando una posición neutral. Defienden a ultranza ante la RFEF y el Gobierno de España (a través del CSD) la idoneidad de que Galicia tenga al menos una sede mundialista y se limitan a trasladar las bonanzas de ambas candidaturas. A partir de ahí, serán ellos los organismos estatales los que adopten la posición final de España, que será la que se traslade a la Comisión Organizadora del Mundial 2030, primero; y a la FIFA, después. Esta última será la que tenga la última palabra.

¿Qué analiza la RFEF en estas visitas?

Los técnicos quieren conocer cómo son esas posibles subsedes. Analizan los terrenos de juego, pero también otros aspectos complementarios, también muy importantes, como los vestuarios, los graderíos, la disponibilidad de gimnasio, zonas de prensa, aparcamientos... Y en el caso de carecer de algunos de estos elementos, también evaluarán las posibilidades que tienen estas instalaciones de ser reformadas para que puedan disponer de las mayores comodidades, en el caso de que alguna selección de fútbol pretenda disfrutar de ellas.

¿Qué harán con la información recabada?

Los técnicos realizarán un informe general en el que se anotarán tanto los puntos fuertes como las deficiencias de cada sede y subsede. Ese análisis se sumará al de otros aspectos importantes para la elección final, como los estadios principales cercanos, la financiación, las infraestructuras o la capacidad hotelera. Cuando se elabore el dossier final con las subsedes elegidas (que es independiente de las sedes, aunque ayude el hecho de estar cerca de ellas), serán las selecciones las que tendrán la última palabra. Es decir, la FIFA podría elegir más de 48 subsedes, y no ser seleccionada alguna por los equipos por cuestiones logísticas (estar lejos de donde van a jugar los partidos) o simplemente de gusto personal.

Una larga carrera hasta alcanzar la meta en el 2026

De momento, lo que se sabe del Mundial 2030 es que tendrá 48 selecciones, habrá 104 partidos y durará un mes y medio de competición. Algunos encuentros iniciales se celebrarán en Uruguay, Argentina y Paraguay, como homenaje al centenario de la primera Copa del Mundo. Y poco más. Se estima que habrá unas veinte sedes, en España, Portugal y Marruecos. La decisión final la tomará la FIFA en el año 2026, pero hasta entonces hay un largo camino por recorrer y muchas cribas que superar, para conocer si Galicia tendrá representación.

La primera es la nacional. La RFEF y el CSD necesitan contar con el mayor número de sedes fuertes y sólidas, que luego resistan las comparaciones con las que presenten sus socios del Mundial. Actualmente, solo el Santiago Bernabéu y el Metropolitano, en Madrid; el Camp Nou y el Stage Front Stadium, en Barcelona; La Cartuja, en Sevilla, y San Mamés, en Bilbao, podrían superar esa criba con total solvencia. Anoeta (San Sebastián), Mestalla (Valencia), La Romareda (Zaragoza), el Enrique Roca (Murcia), La Rosaleda (Málaga), El Molinón (Gijón) y el Estadio de Gran Canaria, además de Balaídos y Riazor, podrían contar con proyectos de reforma para llegar a esos mínimos. O esa es la idea. Y en esas anda la RFEF ahora mismo, viendo la viabilidad de esas propuestas.

Según el criterio marcado por la FIFA, el 70% de su decisión final se la da a las infraestructuras y el 30% restante a la explotación comercial. En concreto, el peso de los estadios es de un 35%; los campos de entrenamiento, un 10%; las plazas hoteleras y las infraestructuras de transporte, un 7,5% cada una; y otros aspectos como el centro internacional de prensa o las Fan Zone, un 5%. Las puntuaciones que se obtendrían serían: entre 0 y 1,9, si no reúne los requisitos mínimos; entre 2 y 2,9, si es suficiente; entre 3 y 3,9, si está bien; y entre 4 y 5, si es excelente. En función de esas notas, la FIFA selecciona tanto el número como el nombre de las sedes afortunadas.