LIV Golf llega a casa de Donald Trump

Paulo Alonso Lois
Paulo Alonso REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

Trump y Shinzo Abe, en un campo de golf en Japón en el 2019
Trump y Shinzo Abe, en un campo de golf en Japón en el 2019 Kyodo | Reuters

El circuito de capital saudí desembarca en el Doral de Miami, propiedad del magnate, que apoyó al torneo rebelde y pronosticó la fusión de calendarios

04 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

LIV Golf llega a la casa de Donald Trump. El circuito de capital árabe regresa por tercer año consecutivo al Blume Monster de Doral, uno de los recorridos más emblemáticos de Estados Unidos, creado en 1962, comprado por el magnate en el 2012 a cambio de 150 millones de euros, y que supondrá la última parada de varios favoritos antes del Masters de Augusta de la próxima semana. El desembarco en el campo del expresidente de Estados Unidos —y ahora candidato— del proyecto con el que el Fondo de Inversión Pública de Arabia Saudí (PIF) desafió al circuito norteamericano, el PGA Tour, tiene un enorme valor simbólico. Sobre todo porque, aunque ahora avanzan las negociaciones entre los dos grandes promotores para sellar un acuerdo que armonice sus intereses y los de los jugadores, el conflicto llegó en los últimos años incluso al Congreso de Estados Unidos, citando a declarar a representantes de las dos partes para saber en qué medida los intereses económicos del país se podrían resentir. Y de forma paralela, el Departamento de Justicia también revisa posibles problemas antimonopolio, por los vetos del PGA Tour a los jugadores del LIV y por si el pacto entre ambos gigantes prospera.

«No recibirán nada»

Trump, siempre excesivo, ya respaldó el LIV casi desde el principio. Y en el 2012 en cierto modo pronosticó el fin del cisma que ahora se atisba. «Todos los golfistas que sigan siendo leales al muy desleal PGA Tour pagarán un precio alto cuando llegue la inevitable fusión, y no reciban más que un “gracias” por parte de los responsables del PGA Tour que están ganando millones al año (...). Si no aceptan el dinero ahora [por incorporarse al LIV], no recibirán nada después de que se produzca la fusión y solo verán lo listos que fueron los fichajes originales»

La sede del torneo del LIV esta semana, rebautizado cuando lo compró como Trump National Doral Miami, recibe este año la quinta parada del circuito. Desde este viernes y hasta el domingo (Movistar Golf 2, 19.00 durante los tres días de competición) Jon Rahm, como actual defensor del título del Masters, y estrellas como Cameron Smith, Bryson DeChambeau y Brooks Koepka, se probarán por última vez antes del primer «grand slam» del año, que empieza el jueves 11 de abril con 13 jugadores del LIV, incluidos siete ganadores de 10 títulos en Augusta: Rahm (2023), Phil Mickelson (2004, 2006 y 2010), Charl Schwartzel (2011), Bubba Watson (2012 y 2014), Sergio García (2017), Patrick Reed (2018) y Dustin Johnson (2020). Mientras, el PGA Tour desembarca este jueves en el Texas Open (Movistar Golf, 14.15 este jueves y el viernes, y 19.00 el sábado y domingo). Allí se anuncia la presencia de Rory McIlroy, Adam Scott, Jordan Spieth, Collin Morikawa, Hideki Matsuyama, Matt Fitzpatrick, Max Homa... Otros jugadores, como el número uno mundial, Scottie Scheffler, Wyndham Clark, Xander Schauffele o Viktor Hovland, en cambio, decidieron descansar esta semana, para llegar más frescos a Augusta.

Inversiones millonarias

Trump adquirió el complejo del Doral, un gigante con cinco campos de golf —compró cuatro, pues uno quedó fuera de la operación— y diez establecimientos hoteleros en el 2012, por 150 millones de euros, cinco años antes de convertirse en el presidente número 45 de Estados Unidos. Y desde entonces, tras invertir unos 250 millones en la renovación de todo el área en el 2013, la controversia, como suele suceder con el magnate, no le abandona.

En el 2019 llegó a compartir la idea de acoger una cumbre del G7 en Doral, pero abandonó el plan cuando, después de múltiples críticas, algunos de sus más cercanos aliados republicanos se mostrasen contrarios. Ese mismo año, la revista Golf Digest incluyó el complejo en su lista de los cien mejores para alojarse y jugar.

En la parte competitiva del LIV de Miami, el chileno Joaquín Niemann, lidera el ránking individual del LIV con sus victorias en Mayakoba y Yeda. Completan la lista de ganadores de este año en el circuito rebelde Dustin Johnson (Las Vegas) y Abraham Ancer (Hong Kong). Rahm, el reclamo que ahora contribuye a forzar la paz entre circuitos, y el único que hizo pleno de top-10 en las cuatro citas de esta temporada, jugará por primera vez en el Doral. En la clasificación por equipos, una de las señas de identidad del calendario de capital saudí, manda el Crushers que capitanea Bryson DeChambeau, con el Legion XIII de Rahm, que comparte escuadra con un primer espada como Tyrrell Hatton, desplomado en la décima plaza por el pobre rendimiento de Caleb Surratt y Kieran Vincent.

El campo albergó en el 2023 la final por equipos, que ganó el Crushers, mientras que en el 2022 venció el 4Aces de Dustin Johnson y Patrick Reed.

La comparación de premios

El torneo del LIV volverá a poner en juego el monumental premio de 25 millones de dólares: 20 para la clasificación individual —cuatro de ellos para el campeón— y otros cinco para repartir por los tres mejores equipos —tres de ellos para el cuarteto vencedor—. Desde hoy, el Texas Open, un torneo ordinario del PGA Tour, reparte una bolsa de 9,2 millones, con 1,6 para el ganador.

El asalto al Capitolio le privó de recibir un «grand slam»

La relación entre los presidentes de Estados Unidos y el golf es larga. Trump, al que la revista especializada Golf Digest atribuyó un hándicap de solo 2,8 —muy cerca del umbral que se considera adecuado para intentar hacerse profesional—, comenzó a comprar y crear campos para su corporación en 1999, después de adquirir los terrenos en West Palm Beach (Florida) por 45 millones de euros. Además de gestionar otros recorridos en varias partes del mundo, Trump era propietario de 17 complejos de golf cuando llegó a la presidencia, y en la actualidad es propietario de 14 complejos en Estados Unidos Irlanda y Escocia.

No son recorridos cualquiera, sino grandes complejos hoteleros y de ocio concebidos para ganar dinero, aunque según su propia declaración, todos esos recorridos habrían acumulado pérdidas de unos 3150 millones de euros entre los años 2000 y 2018. En todo caso, sus campos de golf que acogieron algunos de los torneos más importantes de Estados Unidos, tanto del campo aficionado como del profesional. Aunque en casa de Trump nunca se ha celebrado un «grand slam». Su campo de Bedminster, en Nueva Jersey, iba a albergar el Campeonato de la PGA del 2022, pero la organización decidió cambiar de sede a Southern Hills, en Tulsa (Oklahoma), después del asalto del Capitolio del 6 de enero del 2021, que se vinculó con Trump.

Durante su mandato, como muchos presidentes, no dejó de jugar al golf, como vía para mantenerse en forma y desconectar de las preocupaciones del cargo. De hecho, se le acusó de faltar a una cumbre telemática del G20 en Riad en el 2020, sobre el coronavirus, para ir a jugar. Según The Washington Post, salió al campo uno de cada 5,6 días mientras estuvo en el cargo.