Las pequeñas inclemencias meteorológicas privaron de ensayos útiles a la inmensa mayoría de los pilotos en la primera jornada de entrenamientos libres
05 abr 2024 . Actualizado a las 12:59 h.Decía Niki Lauda, o así se lo atribuyeron, que él estaba dispuesto a asumir un porcentaje muy específico de riesgo, ni un punto más ni un punto menos. Por eso, en la carrera en la que se jugaba el título de 1976, en Fuji, decidió retirarse debido a la intensa lluvia que caía en pista. Quizá asumiendo aquella idea, este viernes hubo muy poca acción en el circuito de Suzuka.
Ni mucho menos cayó la mundial como en aquella ocasión de hace casi 50 años, pero sí lo justo para que casi todos los pilotos se guardasen muy mucho de jugársela. Nada había en liza, ya que este formato de gran premio, a diferencia del esprint que se vivirá en la cita de China en dos semanas, convierte cada viernes en un devenir de vueltas donde solo se puede afinar la puesta a punto y tomar sensaciones. Con la pista helada (se llegaron a medir menos de 15ºC al comienzo de la segunda sesión) y un incómodo orvallo, durante toda la jornada apenas hubo pruebas, lo que a la postre privó de datos a todos los pilotos.
El que peor lo llevó es el desgraciado equipo Williams, que vio cómo por enésima vez su piloto estadounidense, Logan Sargeant, se estrellaba por un absurdo error. En la primera tanda de libres, el americano se equivocaba de curva (no es una forma de hablar: así lo aseguraron los responsables de la escudería) y estrellaba su monoplaza. Un coche que lleva el chasis remachado y reparado que su compañero Alexander Albon ya estrelló hace dos semanas en Australia y que por muy poco les hizo perderse también este fin de semana. Sargeant no es más que un síntoma de la situación que atraviesa Williams, y no es de este año, en una progresiva pero inexorable caída hacia la irrelevancia absoluta o, lo que es peor, una desaparición irremediable.
Suzuka también iba a ser el lugar donde varios equipos iban a estrenar novedades, caso de Ferrari, Red Bull o Aston Martin. En el equipo verde, las nuevas piezas se montaron en el monoplaza de Lance Stroll y no en el de Fernando Alonso, oficialmente por una simple cuestión de azar, o así lo aseguró en la retransmisión televisiva su embajador, Pedro de la Rosa.
Pese a que Alonso es el líder evidente del equipo y el canadiense apenas ha aportado más que su apellido (que no es poco), será él quien asuma el reto y el riesgo de estrenar las primeras evoluciones del AMR24. Luego ya las montará Alonso para certificar si son útiles o no. De momento, sin esas novedades, el asturiano marcó un más que decente séptimo crono en los libres matutinos.
La mirada, en Sainz
En la única sesión con tiempos útiles, la primera, el statu quo se mantuvo en el mismo lugar. Max Verstappen dominó con relativa facilidad, por delante de su compañero Sergio Pérez y Carlos Sainz tercero. El madrileño llega con la moral por las nubes, el cuchillo entre los dientes y el punto de mira puesto en un gran resultado para este fin de semana después de la victoria que logró en Australia.
No lo tendrá fácil, habida cuenta de que en Red Bull todo lo que no sea un doblete es (o debería ser) una anomalía. Verstappen llega a Suzuka con ansia de revancha, lo que le hacía falta a un piloto voraz como pocos, y eso obligará a Sainz a dar el máximo de sí mismo y contar con todo a su favor. Lo que también supone un reto para su compañero, un Charles Leclerc cada vez más cuestionado al ver cómo un piloto ya despedido le está pasando la mano por la cara.
Los entusiastas aficionados japoneses, que con resignación asumieron lo vivido este viernes, quieren espectáculo y todo apunta a que se producirá. Lo que ocurra en la clasificación y en carrera quedará marcado sin duda por las condiciones climatológicas que, con el cambio de fechas, han alejado el temor a los tifones para dejar una más corriente tormenta, con los almendros en flor decorando el imprescindible trazado nipón.