Vimos un partido entre dos equipos con algunos de los mejores futbolistas del mundo en su puesto. Había mucho potencial en el campo, y este se manifestó con un marcador importante para tratarse de un partido de esta competición, pero que se explicó perfectamente por el talento y la capacidad de dos equipos en sus respectivos momentos dulces de la temporada. En el Madrid todo giró en torno al éxito de Vinicius y Rodrygo para desnudar a los defensas rivales. Son dos jugadores importantísimos que doblegan a cualquier sistema por velocidad y, muchas veces son imparables en el uno contra uno o en el uno para dos.
En el City no giró todo en torno a uno o dos jugadores concretos. Claro que dispone de individualidades de gran rendimiento, pero este martes ni Haaland ni Grealish brillaron, quizá algo más Foden. En el cuadro inglés hay que destacar sobre todo el bloque, su capacidad para asociarse con la posesión y hundir al contrario contra su propia portería. Decíamos en la previa a este partido que el equipo que mejor defendiese sin balón iba a llevarse el triunfo, y en esta faceta estuvo mucho peor el Madrid.
El marcador fue importante, pero creo que tan solo uno de los seis goles fue achacable al portero. Los otros tantos son atribuibles al gran potencial que hay en el campo y al talento de unos futbolistas maravillosos, capaces de decantar por sí solos un encuentro de estas características.
Ancelotti ha de recuperar la mejor versión de Bellingham, que lleva varias jornadas sin estar fino. Por su mejoría y la de todo el Madrid en ese juego sin balón, que es tan importante frente a un rival como este, pasan sus expectativas en esta eliminatoria que es una delicia. Después de un 3-3 no nos gustó que el partido se acabase, pero la vuelta augura otro gran espectáculo.