Gustavo Gago, preparador físico del Leyma: si el club tuviese alma humana

DEPORTES

CESAR QUIAN

Llegó en el 2003 y nadie lleva más años en el club del que es el hilván entre el germen de un equipo que desaparecía con el de otro que sueña con la ACB

04 may 2024 . Actualizado a las 14:06 h.

Nadie puede estar preparado internamente para una conversación sobre el Básquet Coruña con Gustavo Gago Domínguez (A Pobra do Caramiñal, 1980), porque implica hurgar en el alma humana metamorfoseada en club de baloncesto. En uno en concreto, el Leyma. Nadie lleva más tiempo en la entidad que el preparador físico y ninguna otra persona ha contribuido a darle continuidad a una historia que estuvo a punto de truncarse en el 2004, pero que veinte años después puede alcanzar el cielo.

EL ORIGEN

Vocación infantil

Ojipláticos se quedaban en su casa cuando el pequeño Gustavo parecía tener muy claro hacia dónde quería orientarse: INEF. Nunca lo dudó. Tocó el hockey sobre patines y el fútbol. Ya en la universidad, su conexión en los trabajos prácticos con Miguel García (entrenador de equipos locales de baloncesto, jugador y después segundo entrenador y gerente del Básquet Coruña) fue indicando el camino hacia la canasta. Ayudarle en el torneo Caixanova (2003-2004) fue la puerta de entrada.

EL BALONCESTO

Aquel grupo del INEF

La facultad de Bastiagueiro reunió a varias figuras claves en la historia del Básquet Coruña, como Cruz Corgos, actual esposa de Nacho Rama (exentrenador y exgerente del club, y entonces técnico del Atlántico en el que jugaba Miguel García). En la 2004-2005, el Básquet Coruña no presenta el aval para salir en la LEB Plata y el club se queda sin primer equipo, se fusiona con el Atlántico, con Rama al frente del banquillo, García dirigiendo al alevín y Corgos al benjamín, para el que reclama como ayudante a Gago, que estaban en quinto de carrera preparando su tesis doctoral respaldado por un excelente currículo. El equipo asciende a EBA, Gago empieza como preparador físico de pleno derecho, Rama pasa a la gerencia y Antonio Pérez ficha como entrenador.

UN CHICO PARA TODO

Personajes y personas

«Este club son personas, es el hilo conductor. Es como concibo yo el deporte y no lo entiendo de otra manera. Cada vez que llega un jugador, veo al personaje jugador. Gustavo preparador físico actúa sobre las variables de ese personaje jugador, para obtener el mayor rendimiento. Pero detrás hay una persona y el otro Gus se emplea en cómo tratar a esa persona que, en ocasiones, llega a un entorno que no es el suyo», desgrana el propio Gago. Ese Gus hizo de todo, mientras el Básquet Coruña crecía poco a poco. «Ya era un club LEB, no hay que olvidarlo, pero en el momento en el que llegamos era de inestabilidad, complicado, sin medios, tras una crisis institucional. Pero resurge. Cuando es una entidad tan pequeña, todos hacemos de todo», describe.

Extranjeros y empleados

Solo había españoles en la 2005-2006, pero la temporada siguiente llega Robert Joseph, el primer foráneo del club. «Ya hablaba español y ya conocía la liga, pero te das cuenta de lo que necesita el club para crecer. Cuando llega gente de fuera y ves lo que precisan para desarrollar su actividad profesional. Ser preparador físico es importante, pero hay otras variables que influyen en el rendimiento», analiza.

En el segundo año se logra el ascenso a LEB Plata y llega Bobby Catchings. «Un paso más. Un chaval de 23 años en su primera experiencia fuera de casa. Aprendes por necesidad: burocracia, permisos... Eres una persona de 25 años y, de repente, tienes un hijo de 23. ¿Cómo le facilito la vida? ¿Dónde come? ¿Dónde compra? Nadie nos había preparado para gestionar aquella eclosión del club. Todos éramos muy ambiciosos y serviciales. Elena Pan, la secretaria, era la madre espiritual de todos nosotros», dice. 

Oumar Diakite y Gustavo Gago
Oumar Diakite y Gustavo Gago

LAS PERSONAS

Oumar Diakite

Una de las situaciones que ha tenido más impacto emocional en la historia del Básquet Coruña fue el fallecimiento repentino de Oumar Diakite a los 19 años en el 2013 por enfermedad. El pívot maliense había llegado tres años antes. «Personaliza el esfuerzo por ser algo más que un club de baloncesto. Aquí se formó como persona y jugador en un mundo desconocido para él», relata Gustavo Gago, una de los seres más cercanos a Oumar, junto a Fernando Buendía (actual entrenador del Maristas y entonces, del filial naranja). «Lo que más ilusión le hizo fue aprender a escribir. Nunca olvidaré cuando en tres semanas pasó de firmar el acta con el dibujo de una uña queriendo imitar una huella dactilar a escribir su nombre», recuerda Gago.

«Tuve una relación especial con él. Vivía junto a otros jugadores en un piso al lado del que yo tenía con amigos de A Pobra. Lo incorporamos y pasó de ser un vecino a desayunar con nosotros, hacer juntos sus cuadernos de caligrafía. Fue increíble. Hicimos todo lo posible. Tuvimos mucha suerte, aprendimos mucho de él. Nos dejó una enseñanza increíble», homenajea en su memoria.

SUS MOMENTOS

Los iniciales

De estos veinte años, Gustavo Gago se queda, primero, «con aquellas charlas interminables con Nacho Rama, Miguel García, Antonio Pérez, Gema Sueiras y Mariña Penedo». «Dándole vueltas a nuestro club ideal, de cómo queríamos crecer... cuestiones filosóficas», matiza.

Los primeros profesionales

«Te das cuenta de que el club empieza a tener otras necesidades y de que debe crecer en otros ámbitos», reflexiona.

De LEB Bronce a LEB Plata

«Temporada 2007-2008. Mi primer ascenso deportivo. Un club pequeño que se enfrenta a los grandes con ilusión y trabajo», apunta.

«Play off» con Breo y Melilla

«Temporada 2015-2016. Algo similar. El pequeño que vence a proyectos más grandes. Fue un paso adelante», señala.

La actualidad

«En los que fui contando, atisbábamos a dónde podíamos llegar. Ves las primeras veces que se llena el Palacio con baloncesto... Este año, los resultados... El partido de Oviedo es un ejemplo de la intensidad del momento actual», analiza.

LA EVOLUCIÓN

Instituciones por encima de los individuos, pero no de las personas: los distintos Gustavos.

«A veces, se entiende que involucrarse en la parte personal es descuidar la profesional a nivel técnico. Me considero una persona muy estudiosa de mi trabajo. Mi día a día es la formación continua. Y creo que las instituciones están por encima de los individuos. Me siento responsable de buscar el bien colectivo por encima de mi ego, lo que no significa que lo descuide», afirma. «El club ha necesitado de distintos Gustavos. El Básquet Coruña creció y ahora tengo la suerte de manifestarme como preparador físico al 100 %. Es mi momento de máximo desarrollo profesional. Eso alimenta mi ego. El club donde he crecido es ahora un espacio donde desarrollarme profesionalmente», concluye.

Un activo para el club

por Nacho Rama

En todas estas temporadas, muchos jugadores han llegado al Leyma a bajo coste para el club por encontrarse lesionados y, gracias al trabajo de Gustavo Gago, se recuperan y se revalorizan. El último gran ejemplo de ello es Beqa Burjanadze, que regresó este año. También ha recuperado a muchos jugadores de las categorías de base con lesiones graves. Pero hay que destacar que su labor muchos años iba más allá de la preparación física. Era el encargado de arreglar los trámites administrativos de los jugadores extranjeros, encontrar pisos para los foráneos y fue un tutor para Oumar Diakite. Gustavo Gago es un apasionado de su trabajo y del club. Entró estando yo en el club, como entrenador ayudante del benjamín A, con la que hoy es mi esposa de entrenadora. En ese equipo estaba Carlos Martínez que luego se fue a jugar a Baskonia. Siempre digo que es muy amigo de sus amigos. Y en lo profesional, muy estudioso, queriendo mejorar constantemente, apasionado de su trabajo y muy respetuoso con todo el mundo.

Dispuesto a ayudar siempre

por Diego Epifanio

ustavo Gago se define, por una parte, por su conocimiento y trabajo profesional altamente cualificado, aspecto que consigue dedicando todo el tiempo posible a su profesión y a su formación al respecto. Pero por encima de eso está su predisposición a ayudar a cualquiera. Cuando yo llegué y antes de contar con un delegado como ahora pensaba: «Gus, no puedes hacerlo todo tú». Le decíamos: «A ver quién eres hoy: el Gus preparador físico, el Gus que busca piso, el Gus que resuelve problemas...». Puede estar destrozado, pero si es necesario se muestra preparado y con energía. Es lo que más me llamó la atención de él. Se cultiva mucho en su profesión, es muy bueno estando al tanto de la preparación física, pero es excelente como persona. A quien no lo conozca, por su extremada preocupación por los demás, incluido Ramiro, el conductor del bus, le parecerá invasivo, pero nada más lejos de la realidad. Y está viviendo todo este crecimiento del club con mucha emoción.