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Un reciente éxito internacional de la marchadora gallega Aldara Meilán (Lugo, 2006), perteneciente a la Atlética Lucense, acredita su idoneidad para esta especialidad que tantos éxitos ha dado y sigue cosechando al atletismo español, así como también sus enormes posibilidades de futuro. Desde que con 12 o 13 años se inició en la marcha atlética, sus progresos han sido muy notables, siendo ello uno de los rasgos que exhiben los deportistas talentosos.
Luchó por el oro en el Mundial de Marcha celebrado en Turquía en la prueba de los 10 kilómetros, siendo finalmente a nivel individual segunda en su categoría sub-20 y liderando al equipo español para que se proclamase nada menos que campeón del mundo con una gran solvencia. Aldara forma parte de una nueva generación de jóvenes que están llamadas a seguir escribiendo páginas gloriosas en un deporte tan competitivo y agonístico como el atletismo. Pero la marcha atlética, aparte de los altos requerimientos de condición física que se precisan para cubrir los 10 kilómetros en 45.12, tiempo que le permitió lograr la plata en el mundial en su categoría júnior, a una media de 4.31 minutos los mil metros, exige un riguroso control de la técnica que impida a los jueces aplicar las temidas penalizaciones.
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En ese sentido ser capaz de controlar el ritmo que el estado físico lo permita, a la vez de ejecutar con corrección las imposiciones reglamentarias, es un valor que posee la joven estrella de la marcha española, mostrándose también muy segura ante las evaluaciones arbitrales. Si a esto le añadimos su gran capacidad competitiva, controlando el estrés correspondiente, así como afrontar el trabajo físico y técnico en los duros entrenamientos con disciplina espartana, entenderemos mejor los éxitos internacionales que está cosechando.
Pero, aparte del mérito de Aldara, también debemos poner en valor la importancia que tiene su entrenador, Javier Piñeiro, en su preparación deportiva, a largo plazo y que está siendo capaz de canalizar su potencialidad con inteligencia y paciencia. Porque la ilusión de esta joven marchadora de acudir a unos JJ. OO. en busca de la gloria solo se logra con esfuerzo, talento, disciplina, perseverancia y con una adecuada planificación de toda su vida deportiva. No tengo dudas de que está en el buen camino.