Otra vez hubo épica, aunque creo que el Real Madrid ya había merecido ganar el partido. Pero otra vez tuvo que remontar al final el gol del rival. La gente le llama suerte, pero que lo haga tantas veces demuestra que es una entidad que puede hacer este tipo de cosas. Y hace que nadie quiera jugar en el Santiago Bernabéu, donde estas noches se llevan viendo desde hace muchos años.
Pero en esos últimos minutos hubo factores que sí fueron decisivos en el juego. Más allá del increíble partido de Vinicus, que creó ocasiones hasta cuando le cubrían dos o tres jugadores contrarios, hubo cambios que le ayudaron. Cuando entró Brahim, la otra banda dejó de estar coja y, aunque Vini siguió llevando el peso del partido, arrastró jugadores a la derecha, despejando y propiciando ventajas para sus compañeros. También fue clave la entrada de un nueve, de Joselu en este caso. Es justo lo que necesitaba Vinicius, alguien que te asegure que va a estar en el área, porque Bellingham a veces llega y a veces no, pero Joselu está siempre y acabó siendo decisivo.
El mejor del Bayern fue Neuer, sin duda, hizo un gran partido, aunque fue muy castigado por ese error en el tanto del empate, que no se le debería hacer escapado. También me gustó Davies y no encuentro explicación a su suplencia, imagino que se deberá más a causas extradeportivas que a lo que pasa dentro del terreno de juego, porque ahí tiene nivel de sobra para este Bayern. Harry Kane también estuvo muy bien y fijó a los centrales.
En general, el partido fue lo que todos esperamos de unas semifinales de Champions. Por algo es el clásico de Europa este Real Madrid-Bayern. Hubo emoción, buen juego, gran ataque, buenas defensas y hasta remontadas. Creo que se lo llevó de forma merecida el Real Madrid, aunque no hizo su mejor partido. Pero ya está en la final después de eliminar a grandes rivales. Es favorito para la final, por su experiencia y el «saber estar».