
Al Madrid, le vienen salvando las individualidades. Como equipo sigue sin mostrar su mejor versión. No sé si a Ancelotti le cuesta engrasarlo para que llegue a un nivel superior de juego o son los futbolistas los que son demasiado indisciplinados. Ahora mismo es más un grupo de figuras que un equipo bien engranado. Con Mbappé llega un jugador que todavía lo va a poner más difícil. Ya hay un indicador del problema que puede suponer. Rodrygo, ante su fichaje, ya ha dejado entrever que se siente desplazado. Ya ha olido que podría convertirse en un futbolista de banquillo. Yo, sin embargo, creo que el brasileño también encajaría en el once. Con la marcha de Toni Kroos, Valverde podría retrasar su posición hasta el doble pivote, junto a Tchouaméni, para dejarle las bandas a Vinicius y Rodrygo, el enganche a Bellingham y situar a Mbappé como referencia ofensiva, aunque no sea un delantero puro. La clave va a ser que consigan defender en campo contrario.
Si Ancelotti consigue gestionar ese vestuario y organizar todo el potencial ofensivo con el que va a contar, ese equipo va a dar miedo. Es verdad que el Madrid no ha necesitado un gran juego para ser campeón de Liga y de Champions. Da igual minuto 5, que 90. Que el equipo juegue bien, que mal. Que vaya por delante o detrás en el marcador. Ancelotti es el mejor entrenador del mundo en el vestuario y en las salas de prensa. En el campo todavía puede demostrar algo más. Sus equipos ganan, pero no brillan. Hay un matiz más. En ese vestuario van a coincidir varios jugadores que aspiran al Balón de Oro. El propio Mbappé, Vinicius y Bellingham, por ejemplo. Veremos la generosidad que presentan en el campo en la competencia.