Talento español al servicio de Ucrania

Javier Ortiz de Lazcano COLPISA

DEPORTES

ANNA SZILAGYI | EFE

El seleccionador Rebrov ha fichado a Vicen Gómez como segundo y a Unai Melgosa como técnico de la sub-21, que trabajan con las consecuencias de la guerra

20 jun 2024 . Actualizado a las 23:03 h.

Dos españoles tienen una enorme importancia en la selección de Ucrania que este viernes busca en Düsseldorf imponerse a Eslovaquia (15 horas) para mantener sus opciones de seguir en la Eurocopa tras su derrota por 3-0 en la primera jornada ante Rumanía.

Una de las primeras decisiones que tomó Serhiy Rebrov al ser nombrado en junio de 2023 fue reclutar a Vicen Gómez (Santurtzi, 52 años) como segundo entrenador y poner a Unai Melgosa (Portugalete, 48) al frente de la sub-21 y darle la coordinación de las selecciones sub-17 y sub-19.

Rebrov es un entrenador muy exigente y captó a dos técnicos a los que conocía perfectamente porque ambos habían sido segundos suyos y tienen un profundo conocimiento del fútbol ucraniano, al que llegaron por primera vez en 2014 (Vicen Gómez, al filial del Dinamo de Kiev) y 2015 (Melgosa, al equipo juvenil del mismo club que jugó la Youth League). Dos trotamundos vizcaínos que ponen su talento al servicio de Ucrania.

El mítico jugador estaba entonces al frente del primer banquillo del club de la capital. «Contactaron con Vicen tras dejar el Basconia (el segundo filial del Athletic) a través de un entrenador vizcaíno que había trabajado en el Este de Europa», explica Melgosa. El pionero luego le atrajo a él. Gómez ha declinado hacer manifestaciones porque explica que no le agradan las entrevistas.

Dos años y cuatro meses después de la invasión rusa, la guerra continúa en Ucrania. No se ve un final cercano, pero el fútbol sigue en marcha. «Tienen claro que sus partidos internacionales de clubes o selecciones son un altavoz para ellos, que cada vez que juegan muestran al mundo cuál es la situación de su país», resume Melgosa. El Gobierno ucraniano entiende el valor de la imagen de sus futbolistas y los profesionales quedan exentos de ser reclutados para ir al frente.

Las ligas nacionales siguen en marcha, aunque las concentraciones y los partidos internacionales de clubes y selecciones se juegan fuera del país por decisión de la FIFA y la UEFA. «Veo a mis jugadores de forma online o presencial», indica el seleccionador sub-21. Las horribles consecuencias de la guerra les afectan directamente. «El hermano de uno de los miembros de mi cuerpo técnico murió en el frente. Y tengo varios jugadores con familias en las zonas más problemáticas de Donetsk y Odessa».

El 40% de la selección absoluta en la que Lunin es el portero titular juega en el extranjero. En la sub-21 apenas sucede esto con un par de jugadores, uno en el Brentford inglés (Yarmolyuk) y otro en un segunda polaco.

Los ucranianos están totalmente decididos a salir adelante. Sean cuales sean las condiciones. «La liga se juega, pero si en un momento dado hay un ataque aéreo, de misiles o de drones, suenan las alarmas, se van al refugio y paran el partido hasta que pasa la alarma. Algunos pueden durar cuatro horas. A mí no me ha tocado, pero suele suceder», indica Melgosa.

La guerra interviene en todos los órdenes de la vida. Cada vez que las selecciones les citan, los jugadores que permanecen en el país deben viajar en tren o autocar a la frontera polaca porque no hay vuelos civiles. Allí se viven situaciones desesperantes.

«La primera vez que cité a mis jugadores tuve que suspender el primer entrenamiento porque muchos tardaron en cruzar al otro país. Una vez algunas futbolistas del femenino llegaron a tardar doce horas». Antes de la invasión rusa tardaban una hora en llegar desde Kiev a Varsovia en un avión. Hoy viajan en tren hasta la capital polaca y deben ir con tiempo suficiente para superar las posibles colas en la frontera.

Gran templanza

No es sencillo trabajar con jugadores pendientes de la guerra. Melgosa dio el paso de hablar con sus chicos nada más llegar al cargo. «Su carácter es más reservado. Nosotros somos más temperamentales y enseguida contamos lo que nos pasa. Las personas a veces nos ponemos capas para protegernos de situaciones traumáticas. En esos casos es complicado llegar al fondo y hay que respetar si alguien no quiere hablar de ello y sus tiempos».

Pese a que tienen sobrados motivos para que el odio les carcoma, Melgosa mantiene que los jugadores ucranianos dan muestras de gran templanza porque tienen un código de honor muy elevado. «Imagínate competir en sus circunstancias, con tu país en guerra, obligado a jugar fuera y con viajes muy largos para hacerlo. Es admirable que se puedan dedicar al fútbol con el nivel de profesionalidad con el que lo hacen. Admito su entereza, el carácter que tienen para afrontar esta situación. Están centrados en lo suyo y nunca se quejan ni utilizan la situación de su país como excusa», les elogia el seleccionador sub-21.

Ucrania busca este viernes una victoria reivindicativa. «Tiene un equipo de calidad. Un triunfo para ellos este viernes sería una nueva demostración de su carácter resiliente y de su capacidad de hacer frente a las adversidades», se despide Melgosa.