Un torbellino con más de 30 disparos

josema loureiro REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

Fabian Bimmer | REUTERS

La selección que dirige Luis de la Fuente dejó a los georgianos, que no realizaron ni un solo tiro a portería, en un residual 25 % de posesión

30 jun 2024 . Actualizado a las 23:57 h.

Aunque el inesperado tanto en propia meta de Robin Le Normand parecía poner en jaque las intenciones de la selección española, la ventaja del conjunto georgiano fue un espejismo que se disipó tras el golazo de Rodri, en el minuto 39.

Hasta el tanto del combinado que dirige Willy Sagnol, España monopolizó la posesión y los acercamientos al área de Giorgi Mamardashvili. Tras el empate, el guion se repitió, aunque con mayor acierto.

El dominio del equipo que entrena Luis de la Fuente se materializó, en primera instancia, en el sonrojante dato de posesión de balón: un 25 % para la selección de Kvaratskhelia, Mikautadze y compañía.

La selección española, cada vez menos dada a mecer el balón como hacía antaño, triplicó el número de pases del equipo del Cáucaso, y multiplicó por nueve su total de disparos: 35 de España y tan solo cuatro de su rival. Más llamativo es el detalle de que ninguno de los contados acercamientos del combinado cruzado llegó a encontrar portería. Dicho dato lo refrendan las estadísticas de Unai Simón: cero paradas en 90 minutos.

Los georgianos tan solo superaron al combinado español en tres guarismos; los tiros libres, producto de la momentánea desesperación de España tras encajar el gol; las entradas, su principal mecanismo para detener los prometedores avances de la selección; y las paradas, que, pese a la goleada, encumbraron más si cabe a Giorgi Mamardashvili como uno de los guardametas más en forma del mundo.

El banquillo cumple

El gol de Fabián Ruiz que puso a España por delante de nuevo en el casillero tuvo como consecuencia directa, en el minuto 52 de partido, el primero de los cambios: se marchó Pedri y entró al campo Dani Olmo. La lectura de Luis de la Fuente era clara; tocaba abrir brecha. El de Tarrasa, titular ante Albania, mostró su mejor cara sustituyendo al canario. Refrendó la confianza del técnico riojano con el tercero, el primer gol en su cuenta en esta Eurocopa.

No tardó el entrenador en dar entrada a Oyarzabal, en sustitución de un frío Morata y a Grimaldo en lugar de un Cucurella que se lo dejó todo en el césped. Pasado el nubarrón del gol de Georgia, el panorama parecía estar ya mucho más despejado. Pese a todo, España convenció y ya pone la directa hacia cuartos.