«Estamos orgullosos de nuestro capitán, nos dio una lección de que hay que vivir en la vida cada momento como si fuera el último», afirma el técnico Roberto Martínez sobre la ansiedad y las lágrimas de CR7
02 jul 2024 . Actualizado a las 16:49 h.Portugal es el país del fado, canción popular, de carácter triste y fatalista. En el caso del dramático cruce de octavos ante Eslovenia, disputado este lunes en Fráncfort, la melodía adquirió un carácter festivo. La actuación memorable de Diogo Costa, el único portero de la historia capaz de detener tres penaltis en una fase decisiva, evitó que hoy se estuviera hablando del final más cruel posible para Cristiano Ronaldo y de la continuidad de Roberto Martínez.
Portugal salvó el primer match ball, pero los árboles no le pueden impedir ver el bosque. Competirá entre las ocho mejores, pero su transitar en el torneo es inesperado por el tedio que deja a su paso. Sorprende por la calidad de sus jugadores y porque venía de sellar una clasificación inmaculada para la Eurocopa con pleno de victorias. En Alemania, sufrió para remontar sobre la bocina a Chequia gracias a un gol de Francisco Conçeiçao un actor secundario; pareció resurgir con un contundente triunfo ante Turquía y se dejó llevar haciendo el ridículo ante la novata Georgia. En el primer cruce, dominó a Eslovenia pero estuvo contra las cuerdas. El luso, fue un equipo lento, plano, previsible, completamente condicionado por Cristiano Ronaldo, ansioso por ser el primero en marcar seis goles en seis Eurocopas. Las pide todas y de momento las falla.
«Estoy muy emocionado. Es muy difícil mantener la concentración. Estoy feliz de ayudar al equipo a pasar a cuartos de final. Creo que es probablemente el mejor partido de mi vida, quizás en el que fui más útil», declaró Costa en rueda de prensa. El guardameta del Oporto, nombrado mejor jugador del partido por la UEFA, solventó una situación que se le había complicado mucho a la Seleçao después de que Jan Oblak le parase un penalti en la prórroga a Cristiano Ronaldo, que lloró desconsolado y dejó para la posteridad una de las grandes imágenes de la Eurocopa.
Entre lágrimas, CR7 tuvo que recomponerse para los quince minutos finales, en los que apareció su compañero bajo palos para evitar un gol cantado del esloveno Sesko, que habrá tenido pesadillas por su error en la mejor ocasión de Eslovenia para dar el sorpasso. No perdonó el crac de Madeira en el primer penalti de la tanda y pidió perdón a una afición que le coreaba.
Diogo Costa se creció y se lanzó hacia el lado correcto en los tres primeros disparos, con paradones a Josip Ilicic, Jure Balkovec y Benjamin Verbic. Bruno Fernandes y Bernardo Silva ejercieron de líderes y no perdonaron ante Oblak. Transformado el fado en rock & roll, los lusos hicieron piña en torno al gran capitán, que, aliviado, reflexionó en la televisión de su país.
«Momentos inexplicables»
«Primero sentí tristeza y luego alegría, eso es lo que te da el fútbol, momentos inexplicables, un poco de todo. No había fallado ni una vez en todo el año y cuando más lo necesitas, Oblak lo salva...», declaró el capitán luso tras el partido. Y agradeció el éxito al portero del Oporto. «Creo que Portugal se lo merecía porque teníamos más autoridad. Eslovenia estuvo casi todo el partido defendiendo... es muy difícil y hay que felicitar a todo el equipo, especialmente a nuestro portero, que hizo tres paradas muy buenas». Costa le devolvió los parabienes: «Todos cometemos errores. Lo que importa es lo que hacemos como equipo».
Bob Martínez, en el foco por no ser intervencionista, eludir hacer cambios y no atreverse a retirar en un momento dado a sus líderes, con Cristiano a la cabeza, solo tuvo elogios para el ariete de 39 años. Le puso como ejemplo. «Solo los lanzadores pueden fallar. Estaba claro que iba a ser el primer tirador en la tanda y nos mostró el camino hacia la victoria», comentó el técnico catalán en conferencia de prensa.
¿La ansiedad y las lágrimas de Cristiano?, se le cuestionó a Martínez. «No necesita preocuparse tanto y por eso le agradezco por ser como es, por cuidar al grupo. Creo que todos nos sentimos muy orgullosos de nuestro capitán. El vestuario estaba encantado con lo que está haciendo. Creo que nos dio a todos una lección de que hay que vivir cada día como si fuera el último. Hay que tener un nivel muy alto y nunca darse por vencido. La vida y el fútbol te dan momentos difíciles, y la forma en que reaccionó es un ejemplo real del que estamos muy orgullosos en el fútbol portugués», respondió.