Nadal gana a Fucsovics y se medirá con Djokovic en el partido del morbo en los Juegos de París

Paulo Alonso Lois
Paulo Alonso PARÍS / E. LA VOZ

DEPORTES

El español necesitó tres sets para superar al tenista húngaro y jugará con el serbio en segunda ronda del torneo olímpico en Roland Garros

29 jul 2024 . Actualizado a las 09:13 h.

El sorteo resultó juguetón y solo una lesión podía impedir el cruce en segunda ronda de los Juegos de París 2024 entre Rafa Nadal y Novak Djokovic. Cuesta imaginar un pulso con más morbo. El primero en verbalizar que este puede ser el episodio final de su rivalidad fue el serbio: «Espero que nos encontremos porque probablemente será un último baile para nosotros dos». Aunque a continuación el español, que a los 38 años confía en seguir estirando su carrera y solo se despidió oficialmente del Mutua Madrid Open, negó el epílogo: «¿Quién ha dicho que vaya a ser el último baile?». Este domingo Nole apenas sudó para despachar al australiano Matthew Ebden (6-0 y 6-1) en menos de una hora, y lanzó un dardito: «Yo ya he hecho mi parte del trabajo; ahora, él tiene que ganar su partido». A continuación Nadal pudo con el húngaro Márton Fucsovics (6-1, 4-6 y 6-4), en una faena con bastantes más dificultades de las que se esperaba, en la línea de su irregular rendimiento en Bastad. Así que el gran pulso olímpico ya está aquí, en fecha y hora todavía por determinar. Parece imposible que los dos gigantes se vuelvan a ver en París, la plaza donde el español ganó 14 veces la Copa de los Mosqueteros, pero a la que Nadal no descarta volver. Como demostró cuando pidió en el último Roland Garros que no se le preparase un pomposo homenaje.

Con un vendaje en el muslo, como había lucido ya el sábado en su partido de dobles, Nadal sufrió lo indecible ante un rival asequible. Logró el primer break en el segundo juego y despachó el primer acto por 6-1. Con diez golpes ganadores y tres errores no forzados, antes de la reacción del húngaro. Fucsovics empezó a encontrar fisuras en la versión actual del mito, ganó por 6-4 la segunda manga y forzó una tercera con tintes dramáticos.

Porque en cada uno de los dos primeros juegos de servicio del húngaro, Nadal desperdió un par de bolas de break. Y fue entonces, con 2-1 para Fucsovics, cuando llegó el instante clave del partido. Porque Nadal sirvió con 0-40 en contra. Ante esa situación de emergencia, con tres bolas de ruptura en contra, respondió con la determinación mental de sus mejores días. Porque ganó cinco puntos seguidos —hasta nueve de los siguientes diez— para adelantarse con 4-2 a su favor ante un público otra vez entregado. Al rato cerró el triunfo con 6-4.

Le espera Djokovic. El competidor más fiero de la historia del tenis, con 24 grand slams, llegó a París sin jugar desde que perdió la final de Wimbledon ante Alcaraz.

«No sé el nivel al que puedo llegar a jugar, con lo cual voy a intentar esforzarme al máximo para realmente crearle problemas; pero bueno, es un poquito incierto lo que vaya a pasar», dijo Nadal, que habló de su lesión.

«Tuve que parar un día porque tuve un problemilla en el adductor largo y en las pruebas salió también una imagen que había algo. Algo muy pequeñito, pero había algo; he trabajado muchísima fisioterapia estos días y creo que más o menos va aguantando (...). Parece un músculo que no tiene un impacto muy directo en los movimientos. Por lo cual soy relativamente optimista», indicó sobre la molestia que sintió el miércoles por la mañana, que puso en peligro su participación y que le obliga a lucir un vendaje en la pierna.

Enemigos íntimos, Nadal y Djokovic reeditarán un duelo con 59 episodios previos, tan parejo que solo una victoria da ventaja al serbio. Con dos matices, en tierra el español suma 20 victorias por ocho derrotas ante el serbio, un balance que se reduce a 8/2 en las pistas de Roland Garros. El duelo, si se puede adjetivar como crepuscular, llega con un Nadal después de dos años sin celebrar títulos y un Djokovic que festejó el último en noviembre del 2023.