El análisis de Manuel Piñero: el golf en los Juegos de París nos recuerda la importancia del «putt»
DEPORTES
El golf moderno mira con frecuencia a la distancia. Se ensalza a los bombarderos, se destacan las barbaridades de metros que alcanzan, con los nuevos materiales, obligando a los rectores del golf y a los organizadores de torneos a rediseñar los recorridos. Pero nunca debemos olvidar la importancia del putt, el golpe definitivo. Está siendo también clave en Le Golf National. ¿Por qué? Porque las calles están asequibles, y es en el green donde se gana finalmente la partida.
Jon Rahm tiene todas las cartas en la mano para subir a un podio que premie su buen estado de forma en este último mes, prácticamente desde el LIV de Valderrama, pasando por el Open británico, el LIV de Centurion y el torneo olímpico de golf de París. Está jugando muy bien y creo que la duda radica en el color de la medalla. Lo veo, con Schauffele y Fleetwood, un punto por encima del resto, incluso de Scheffler y McIlroy, pese a que se mantienen con opciones.
Rahm ha jugado muy bien de tee a green. Y ha habido dos detalles, dentro de su sensacional nivel, que han sido una pena. Por un lado, el par 3 del 8, donde se ha dejado bogeys en las tres jornadas: es un hoyo con un green muy movido, con pendientes complicadas. Por otra parte, empleó tres putts en el 15, por haber jugador muy agresivo el primero. En el fondo, ese detalle de valentía demuestra su confianza, aunque dolió que se dejase ese golpe.
Llega el torneo olímpico a su cierre con otra estupenda noticia, el fantástico respaldo del público.