Antía Jácome, cuarta en París, a solo cuatro décimas del podio, cierra los Juegos con dos diplomas

Paulo Alonso Lois
Paulo Alonso PARÍS / E. LA VOZ

DEPORTES

ALI HAIDER | EFE

La pontevedresa, de 24 años, supera la anterior plusmarca olímpica y es cuarta a cuatro décimas del bronce en un C1 200 de un nivel brutal, con récord del mundo

10 ago 2024 . Actualizado a las 13:56 h.

El viernes, zarandeada por las olas, y perjudicada por un viento que complica el paleo de una canoa íntegramente formada por zurdas, Antía Jácome (Pontevedra, 1999), actual triple subcampeona mundial de piragüismo, se conjuró para darlo todo por una medalla olímpica este sábado. Con una actitud ejemplar, reconoció que el resultado estaba lejos de sus expectativas, admitió que las condiciones meteorológicas habían frenado a dos palistas zurdas como ella y la madrileña María Corbera en el C2 500 metros, y prometió batalla para la jornada final. Dos últimas mangas del C1 200, una fugaz guerra por el podio que se libra en apenas 45 segundos. Y de ese reto salió como cuarta; sube un puesto respecto a Tokio 2000 porque las fuerzas no le dieron para más en la regata de mayor nivel de todos los tiempos. El reto permanece, lograr la primera medalla española en la canoa olímpica. Deja París con dos diplomas, tras el sexto lugar del viernes en C2 500. Con solo 24 años, puede llegar a Los Ángeles con 28, en plena madurez como palista.

Con el nuevo récord del mundo (44 segundos y 12 centésimas), gana el oro la canadiense Katie Vincent, seguida por la estadounidense Nevin Harrison y la cubana Yarisleidis Cirilo. Por solo cuatro décimas se le escapa la medalla a Jácome en una final de un nivel estratosférico. De hecho, la palista gallega supera, con su 44.78 la anterior plusmarca olímpica (44.93).

En calma, que gane el mejor

El cielo amaneció más estable sobre el hotel Paxton, el cuartel general del equipo español de piragüismo, a apenas diez minutos de la pista olímpica de Vaires-sur-Marne. La previsión meteorológica se cumplía: mar en calma y poco viento. Lo ideal para que nada afectase a este deporte a veces adulterado por los elementos. Que gane el mejor.

Jácome resolvió primero su semifinal como tercera, controlando la regata para cumplir el único objetivo de pasar a la regata por las medallas. Cruzó la meta, desplegó su sonrisa, saludó a los seguidores españoles en las gradas y, en un breve paso por el pantalán, preguntó por su compañera del C2 500: «¿Qué tal le ha ido a María?». Y al saber que acaba de quedar fuera de la final, a Jácome se le entristece la mirada.

Al instante vuelve a la faena, regresa en su canoa negra de pura fibra de carbono, construida a medida. Un barco cuya manga se fue modificando, más estrecho, pero lo justo, para adaptarse a su estatura de 163 centímetros y una envergadura de 173. Hasta dar con el diseño perfecto para su biomecánica hace tres meses, tras el test definitivo del Europeo, cuando la embarcación se hundía ligeramente.

Dos horas después de la semifinal, después de escuchar algo de música afro en su ritual de los grandes días, Jácome se concentra en la salida. Y arranca con todo, en una prueba, sobre tan solo 200 metros, que no da margen para complejas estrategias. Se trata de palear con brazos de acero y poner la pasión de la niña que dejó su casa y a su familia con 15 años para trasladarse a Sevilla para cumplir un sueño.

Comienza algo rezagada, pero pronto se rehace en una regata con una competencia altísima. Se bate con la cubana Yarisleidis Cirilo, actual campeona del Mundo; la china, Lin Wenjun, vigente bronce; la estadounidense Nevin Harrison, anterior oro; la húngara Kincso Takacs, leyenda con 12 podios en diferentes Mundiales; las canadienses Katie Vincent y Sophia Jensen, oro y plata en la última Copa del Mundo, en Szeged; y la bielorrusa bajo bandera neutral Yuliya Trushkina, metal en el pasado Europeo.

No hay un rival que no alcance la excelencia. Jácome aprieta los dientes, en el nombre de David Cal, el referente con el que se ilusionó por el piragüismo, el último canoísta gallego en pisar un podio olímpico en Londres 2012. Remonta posiciones y el último esfuerzo la hace para alcanzar el podio. Por cuatro décimas se le escapa la medalla. Segundo diploma olímpico en París. Al fondo, ya se ve Los Ángeles 2028.