La ciudad se volcó con la salida de la etapa con meta en el Puerto de Ancares y los lucenses se rindieron ante Van Aert y Pablo Castrillo
30 ago 2024 . Actualizado a las 20:58 h.Pocos deportes permiten a los aficionados, de mayor o menor grado, poder estar tan cerca de los deportistas como el ciclismo. Y no solo saludarlos, hacerse fotos o hasta tocarlos, si no también ver el material o la logística que les rodea. La Horta do Seminario de Lugo ciudad fue este viernes por un par de horas como un vestuario de fútbol profesional, pero con las puertas abiertas. Los ciclistas desfilaron ante el numeroso público que llenó la plaza donde se celebran los grandes conciertos de San Froilán.
Los artistas de La Vuelta a España también son estrellas. El belga Wout Van Aert, uno de los ases del ciclismo actual, fue por una de las grandes atracciones y los lucenses aplaudieron con fuerza su presentación. Van Aert reconocía que estaba siendo «el debut soñado» en La Vuelta, y lo hacía a escasos cien metros donde otro fenómeno belga, el imbatible Rik Van Looy, ganaba en 1965 la primera etapa que terminó en Lugo.
Desde esa fecha, la capital lucense ha sido cinco veces final de etapa y con la de ayer otras cinco de salida. Y siempre fue territorio de campeones, como Indurain con 20 años de líder en la Muralla en 1985, o Primoz Roglic saliendo en el 2020 como líder. Y ayer había otro campeón en la salida, o por lo menos así se sentía.
Solo hubo otro ciclista que ganó en ovaciones del público a Van Aert y nuestro Carlos Canal, y fue Pablo Castrillo, el ganador en Cabeza de Manzaneda. Reconocía en el control de firmas «que esta noche no he dormido de la emoción y por la dedicatoria de la etapa», en referencia al recuerdo al fallecido Manolo Azcona.
Castrillo, cuyo autógrafo y selfi ya se cotizaba entre los peticionarios, no estaba en el anonimato del pelotón y el protocolo lo ubicó en la línea de salida, junto al líder de la carrera y del resto de clasificaciones. No pasó desapercibida la felicitación de Van Aert a Castrillo.
La salida neutralizada, con 151 corredores, 25 menos que al inicio de La Vuelta, fue minutos antes de la una de la tarde a través de la calle peatonal Bispo Aguirre para coger luego la Ronda da Muralla. Los lucenses, de diferentes generaciones, llenaron todo el entorno de la salida, especialmente familias con su hijos. Que la etapa se haya celebrado sin el curso escolar iniciado y con sol, pero sin calor, animó a que los lucenses saliesen a la calle a ver a los ciclistas.
Muchos niños
La imagen de un padre con su hijo subido al cuello fue habitual. También destacó la presencia de aficionados de otras provincias de Galicia o de inmigrantes asentados en la ciudad, como un grupo de colombianos que venían a apoyar a su ídolo Nairo «Man» Quintana.
Había ganas de ver ciclismo en Lugo. El inicio de la etapa de ayer nada tuvo que ver con la imagen tan triste de hace cuatro años, cuando el covid dejó desiertas las calles y los ciclistas dieron un paseo por una Muralla desangelada. Aun así, ayer los ciclistas de algún equipo, como el Movistar, llevaban puesta la mascarilla para evitar contagios al estar tan cerca de los ciclistas.
Los lucenses despidieron a los ciclistas en su paseo neutralizado por la Muralla. Enfilaron la salida de la ciudad por la Rúa Santiago en dirección a la N-6. La caravana pasó por villas como O Corgo, Baralla y Becerreá, que se llenaron de vecinos ya que coincidió el paso de La Vuelta antes de la hora de comer. También hubo mucho público en los altos de montaña, como Campo de Arbre, en Baralla, o en O Portelo, la aldea que separa Lugo y León, que solo tiene una vecina censada, pero que ayer se llenó de aficionados.
Y de nuevo el Puerto de Ancares no defraudó ni en lo deportivo ni entre la afición, y desde primeras horas de la mañana cientos de aficionados subieron la montaña para ver una etapa en una de las cumbres más emblemáticas del ciclismo moderno.