Carolina Marín: «No quiero que una lesión me retire»

Luis Villarejo EFE

DEPORTES

Daniel González | EFE

«No me imaginé en mi vida que una asiática, y sobre todo siendo como son los chinos, cerrados, me pudiera dedicar ese momento en el podio», dice

04 sep 2024 . Actualizado a las 09:11 h.

Carolina Marín (Huelva, 1993) vive abrumada con tanto afecto en la calle. Heroína de niños y mayores. Su grave lesión en París 2024 le sitúa en la cima de popularidad del deporte español. Ha pasado un mes de su operación de ligamento cruzado y de menisco. Camina con muletas, pidiendo a la gente máximo cuidado al acercarse para evitar percances. Reconoce que en el vestuario del Arena Porte de la Chapelle se echó a llorar y dijo: «No puedo más».

—¿Cómo está?

—Ha sido todo abrumador para mí porque he tenido mucho cariño en uno de los peores momentos de mi carrera deportiva, tanto físicamente, obviamente por la rodilla, pero sobre todo mentalmente. Toda mi familia y algunos amigos me han arropado, me han dado todo el cariño que ellos me transmiten y sobre todo me han devuelto la sonrisa que yo pensaba que me iba va a costar un poquito más sacarla.

—¿Físicamente, en qué estadio está y hacia donde se dirige?

—Ahora mismo justamente va a hacer un mes que me operé. El médico me dijo que hasta las seis semanas no podía empezar a apoyar la pierna. Ahora mismo estoy en un momento en el cual no tengo ninguna prisa, quiero tomarme esto con mucha paciencia, no pienso en bádminton ni quiero pensarlo porque lo tengo totalmente apartado y ya tendré tiempo para pensar en ello. Ahora mismo es marcar los tiempos que el médico que me operó me ha dicho, ir poquito a poco con mi fisio moviendo las cicatrices y empezando a doblar las piernas, y cuando pasen las seis semanas ya empezaré con una preparadora para hacer la rehabilitación, empezar a coger musculatura, y sobre todo, empezar a caminar.

—¿Qué futuro se plantea?

—Hay algunas ideas que tengo y la principal es que yo como persona y como deportista y por cómo soy no quiero que una lesión me retire me daría mucha pena. Entonces, te tengo que ser muy sincera, yo cuando salí a pie de ese pabellón, me fui directamente al vestuario donde me estaba esperando mi equipo e incluso mi madre, que también la pudieron llevar allí. Yo me eché a llorar a las piernas de Fernando y mis palabras fueron «no puedo más», no puedo más porque ya superé dos lesiones en cinco años, he superado la pérdida de mi padre y ahora una tercera lesión. Era en plan: «¡Qué más me puede pasar en cinco años!». Porque he superado cada obstáculo que la vida me ha puesto por delante, pero si es cierto que allí estás en un momento caliente y me daba mucha pena. Ahí veía la retirada, pero luego en casa cuando ya estás más a gusto contigo misma tienes más tiempo y lo ves todo en frío, te paras a pensar en otro tipo de cosas. Por cómo soy, me daría mucha pena retirarme, que no sea yo la que me retire, sino que sea una lesión. Eso me daría mucha pena.

Me quiero retirar una pista de bádminton, pero también es cierto que no me marco ningún tiempo. No quiero tener ninguna prisa, como, por ejemplo, he tenido las dos anteriores de volverlo antes posible, no. A día de hoy, si te soy sincera, ni quiero ni pienso en bádminton. Lo quiero dejar un poquito de lado, quiero vivir el día a día, quiero dedicarle el tiempo que la pierna necesite y también, sobre todo, quiero vivir otro tipo de cosas que al final el deporte no me ha dejado vivir como, por ejemplo, bajar más veces a Huelva, estar más cerca de mi familia, hacer otro tipo de cosas que a mí también me haga feliz y recuperar esa alegría que yo siempre he tenido. Obviamente, pues cuando yo esté físicamente preparada y sobre todo de aquí, mentalmente, que para mí es lo más importante, es cuando volveré a coger una raqueta. Más o menos tengo alguna idea, pero yo te digo que no pienso en tiempo, sino quiero ir viviendo el día a día.

— He Bing Jiao le dedicó su medalla con aquel pin de España. ¿Ha vuelto a hablar con ella?.

—Normalmente ellas van en equipos y yo soy la que casi siempre va sola, con mi entrenador y mi físio porque la comunicación pues no es muy buena porque ellas han empezado a hablar inglés hace menos de un año. Su gesto me ha llegado muy al corazón. Yo no me imaginaba en mi vida que una jugadora asiática, y sobre todo siendo como son los chinos, que conozco muy bien su cultura, son un poco cerrados, etcétera..., no me podía imaginar que me pudiera dedicar ese momento en el podio. Yo sé que ella personalmente estaba muy tocada porque al final cuando pasas a una final, habiendo ganado un partido así, no es de buen gusto. Eso da mucha pena y encima ella encima iba perdiendo todo el rato. Yo para mí, obviamente, estaba mi peor momento en los Juegos, pero es cierto que yo le quise desear lo mejor porque yo no soy mala persona.

«Una se quiere creer heroína, pero tenemos fragilidades»

Carolina vivió en sus carnes las dos caras del deporte.

—Dos fotos. La primera es con tu entrenador, Fernando Rivas en Río 2016 celebrando el oro; y otra idéntica, simétrica, llorando ahora de tristeza en París.

—Es muy significativa la historia. Todavía me emociono porque al final son momentos de alegría y momentos que un deportista no quiere tener en la vida como es una lesión. Cuando estás a tan solo 11 puntos de una final olímpica pues imagínate si te da rabia, sobre todo cuando ves que el partido lo tenía encaminado y sabía que ese partido no lo perdía.

Por eso mismo hay muchas veces que una es un poco cabezona porque yo sabía desde el primer momento que me había roto, porque escuché el crujido e hice el mismo salto y la misma caída que en el 2019 cuando me lesioné también esta pierna. Yo sabía que me había roto el cruzado seguro y los dos meniscos no se sabe hasta que me hice la resonancia, pero en el momento en el que me caigo al suelo, escucho ese crujido y obviamente no apoyo la pierna porque sabía que me había roto y miro a Fernando y le digo ‘me he roto’, porque lo tenía muy claro desde el primer momento.

Es de los días que dices este partido lo gano y en el 2019 en esa misma caída, me pasó lo mismo. Lo quise volver a intentar porque ya llevaba set y medio ganado y es de esos partidos que te encuentras tan bien contigo misma, tan concentrada y también estás viendo a la rival que ves que no tiene nada que hacer contra ti porque no sabe buscar una salida y lo quise intentar, pero por pura cabezonería, pero sabía que me había roto, que la rodilla no tenía ninguna estabilidad.

A veces yo creo que una se quiere creer heroína, pero ahí te das cuenta de que muchas veces no eres una heroína, sino que eres una persona y tienes también tus fragilidades y lo que sí que tuve claro por cómo soy yo como persona es que no me quería ir en una silla de ruedas porque me quería ir por mi propio pie.