Urko Berrade prolonga el sueño del Kern Pharma en esta Vuelta

Jon Rivas COLPISA

DEPORTES

Vincent West | REUTERS

El ciclista navarro se llevó su primer triunfo profesional en una etapa que deja a Ben O'Connor todavía líder y a Mikel Landa muy lejos del podio

05 sep 2024 . Actualizado a las 20:08 h.

En una etapa de errores mayúsculos, la victoria se la llevó el equipo que no solo no se equivocó, sino que acertó de pleno. El pamplonica Urko Berrade le dio la tercera victoria al Kern Pharma, con su mánager, Juanjo Oroz, con los ojos como platos en la línea de meta, muy cerca de la frontera navarra, en terreno alavés.

Nadie podía pensar en algo así cuando la Vuelta partió de Lisboa hace ya casi tres semanas. Pero no fue solo el primer triunfo como profesional de Berrade, sino el tercer puesto de Miquel y el noveno de Castrillo, tres corredores de un equipo de la categoría UCI Continental entre los diez primeros.

La inteligencia táctica, dicen los técnicos, pero también las fuerzas de sus corredores, que resistieron en el puerto de la Herrera, allá donde fallaron otros ciclistas más señeros. Los tres del Pharma resistieron la ascensión, y provocaron la superioridad de su equipo en el grupo de elegidos.

Cuando Kruijswijk demarró con seis kilómetros por delante, en el último repecho antes de Maeztu, los hombres de verde lanzaron su última ofensiva con Berrade como protagonista. Primero enganchó al neerlandés; después contragolpeó. «He visto un momento de duda, y he decidido tirar».

Así hasta la meta, para mayor gloria de un equipo menor que se ha hecho mayor en tres semanas de locura. Luego están los errores, y los despropósitos, que los hubo en abundancia durante la única jornada de la Vuelta que se corre por el País Vasco.

Llega la carrera al País Vasco, que no hace demasiado respiraba humo naranja, y en el autobús del Euskaltel se conjuran para lucirse, al menos como lo hicieron en los primeros días y apretaba el calor. Es su terreno natural, corren en casa, y aunque nadie les pide ganar, que está muy complicado, sí al menos dejarse ver a su paso por los pueblos de Álava y también de La Rioja, intentarlo en el puerto de La Herrera.

Qué menos. El director arenga, los ciclistas escuchan. «Es el día más importante de la Vuelta para nosotros», advierte Isasa, y los demás piensan lo mismo. Pero se arma la tremolina en el pelotón, se corta en dos grupos, el de delante con 42 corredores, y nadie del Euskaltel, por falta de fuerzas o por despiste, más lo segundo que lo primero, se mete en el corte, en la escapada que puede ser definitiva, porque la situación alivia a los líderes, que a la vista del panorama, dejan hacer porque les interesa, así que los pronósticos más fiables cuentan que el ganador de la etapa en Maeztu saldrá de esa selección, en la que después hay fisuras y se montan las fugas de la fuga.

Y no hay nadie de naranja delante, así que, en la Llanada alavesa, entre los viñedos riojanos y después en la carretera que enfila hacia Tierra Estella, ningún corredor del equipo vasco recibe el viento en la cara salvo en los kilómetros en los que, casi como castigo, se ponen a tirar para reducir diferencias, un ejercicio estéril que acaba por no conducir a nada.

Como las decisiones del TRex, el equipo del dinosaurio y de Mikel Landa, que fueron también despropósitos, uno tras otro, como si las carreras profesionales no fueran el reino de los pinganillos y las comunicaciones. Resulta que el corredor alavés intentaba lucirse cerca de casa, pero ascendiendo Herrera perdió pie ante el ritmo que se gastaba Carapaz para intentar desguazar al líder O'Connor.

Iba distanciado unos segundos del grupo de los favoritos, un hueco complicado de cerrar, pero desde el coche de su equipo no tomaron ninguna decisión acertada. Tardaron kilómetros en parar a Pedersen para que acompañara a su líder, y cuando lo hicieron ya era muy tarde, y la siguiente solución que adoptaron rozó el surrealismo, cuando ordenaron parar a Mattia Cattaneo, que iba en la fuga, y por tanto con opciones a ganar la etapa, y esperar durante ocho largos minutos a que llegara Landa a su altura. El mosqueo del corredor italiano era de época, la cara del alavés, un poema.

No es probable que al director del equipo le den el premio a la mejor acción táctica de la Vuelta. Landa llegó casi tres minutos y medio después de los favoritos y desciende hasta el décimo puesto en la general, que sigue liderando Ben O'Connor, que pasó sus apuros en los últimos cien metros de Herrera, en los que se cortó. En el descenso pudo enlazar y vestirá de rojo un día más.