
La nadadora pontevedresa de la selección española de artística regresa del Mundial júnior con dos bronces
08 sep 2024 . Actualizado a las 13:27 h.Daniela Suárez (Pontevedra, 2008) está a punto de cumplir 16 años. Esta promesa de la natación artística es la primera gallega convocada por la selección absoluta después de formar parte de los combinados nacionales desde que era una cría. Absorbió todo lo que pudo y se vació en el Mundial júnior que acaba de celebrarse en Perú, de donde regresó con dos medallas de bronce.
—Dos bronces, uno de ellos en la prueba de equipo técnico por detrás de China y Japón, ¿qué tiene esta selección júnior?
—Somos un equipo súper unido, estuvimos concentradas desde diciembre entrenando por un objetivo súper grande, pero siempre tuvimos la ilusión y las ganas. Sabíamos que podíamos hacerlo porque ya se había conseguido años atrás. E imposible no era.
—¿Qué siente una nadadora de 15 años que se sube al tercer escalón del podio en un Mundial?
—Ilusión. Al final te quedas con que mereció la pena haber entrenado tanto para llegar hasta ahí.
—Fueron las mejores en impresión artística y, quizás, estuvo ahí la clave de la medalla.
—Hay varias notas en cada rutina, te evalúan sobre cómo te expresas en esa temática. La nuestra era indias, y la expresamos muy bien. Luego está la dificultad de cada rutina, que es lo más importante de la sincro, pero ejecutándola muy bien y con la expresión que hicimos, nos llevó al bronce.
—¿Fue una temporada casi perfecta?
—Ha sido un año de muchos altibajos. En el campeonato de España de noviembre quedé sexta, pero luego a partir de ahí todo fue bien.
—Es su primer año como júnior, ¿pensaba que llegaría al Mundial?
—No, de ninguna manera.
—¿Ahora toca descansar o ya piensa en entrenarse?
—El 11 de septiembre empezamos las clases en el Centro Galego de Tecnificación Deportiva (CGTD) y, a entrenar, creo que el 16.
—Fue la primera gallega en estar con el equipo absoluto y viajar a Canadá con ellas.
—Estaban preparando los Juegos y, ahora, con el tema de las dificultades, cuanto menos enseñes tu rutina mejor, para evitar que la gente te pueda ver y pueda subir su dificultad para ponerse por delante. Al equipo júnior nos llamaron para ir todas a la absoluta y rodar para que luego fuésemos al campeonato del mundo.
—¿Una carrera meteórica como esta tiene el equipo absoluto como objetivo?
—Sí, hay mucha gente y es difícil llegar hasta ahí, pero es el camino. Si pienso en el futuro, me encantaría poder llegar a la absoluta e ir a unos Juegos.
—La cantera de la sincronizada está en Cataluña, ¿despuntar desde Galicia es más complicado?
—Allí siempre han estado las mejores entrenadoras, y Sandra Montes se vino aquí hace unos años. Hizo una selección de ocho en Galicia para sacarla adelante y, a partir de ahí, que los clubes aprendan a hacerlo como ella para que nuestra comunidad suba de nivel y pueda haber un podio en España por equipos o en dúo.
—¿Dejaría Galicia si le llaman del centro de alto rendimiento?
—No, quiero triunfar con la sincro en Galicia. Fue la que me dio todo y quiero llegar lejos desde aquí, y con mis compañeras.
—La artística es una de las disciplinas de mayor exigencia. ¿Cuánto hay que renunciar para llegar lejos?
—Mucho, hay que decir que no a muchas cosas, pero siempre vale la pena. En el CGTD entrenamos entre seis y siete horas al día, pero cuando estamos en conservaciones son diez. Es mucho tiempo, pero te lo pasas muy bien.
—¿Qué es lo más bonito de lo que está viviendo?
—Al final, conoces a un montón de personas. Ser terceras del mundo cuando tienes compañeras alrededor lo vives de otra forma. Y lo que me llevo son las amistades. Eso compensa todo el sacrificio que haces. Te pasas muchas horas entrenando, pero el resultado vale la pena.
Once medallas internacionales en tan solo dos años
Daniela Suárez está acostumbrada a romper barreras bajo el agua. Con 14 años, todavía en categoría infantil, se colgó el primer oro en el Mundial de natación sincronizada. Trajo consigo otra plata en el ejercicio de equipo combinado. Ese 2022 fue el despuntar de una nadadora que, desde su debut internacional en el Europeo Monteceau Les Mines, no ha parado de colgarse medallas. Suma once preseas internacionales. Los mundiales son su mejor escaparate. Tras el de Charlotte (Estados Unidos) 2022 regresó a Pontevedra con dos; en el de Atenas, uno año después, consiguió una plata y un bronce; y en este último, en Perú, dos bronces en categoría júnior en la modalidad de equipo libre y técnico.
Daniela cumplirá 16 años el próximo 31 de octubre, pero desde que tiene tres está en el Club Galaico Sincro de Pontevedra. Comenzó a nadar de la mano de su madre, Diana Fernández, una de las entrenadoras del club, que casi sin quererlo le ha ido enseñando a apasionarse por la disciplina. Sigue siendo su sombra en todos esos campeonatos internacionales a los que va, donde la exigencia se multiplica. La arroparon en Lima, como lo hicieron en Malta, Atenas o Francia. A Daniela le gusta tenerlos cerca. Con apenas 15 años y once medallas en sus estanterías, tienen la misión de mantenerle los pies en el suelo, aunque no le haga demasiada falta. Esta adolescente tiene claras cuáles son sus prioridades: el estudio y el deporte. Tiene que renunciar a planes que haría cualquier chica de su edad, pero lo zanja sin algarabías: «La sincro es guay».
Esa forma de entender el deporte le hace disfrutar de las seis o siete horas que entrena cada día en el Centro Galego de Tecnificación Deportiva de Pontevedra, donde compagina el deporte con el estudio. Está a punto de empezar primero de bachiller en un año en el que ha sido convocada con la selección absoluta que estaba preparando los Juegos de París. Fue un aprendizaje para ella.
Esta joven es una esponja que absorbe todo lo que la rodea. Por eso disfruta con cada convocatoria de la selección, aunque tiene claro que quiere llegar lo más lejos posible sin abandonar Galicia. Cataluña es una potencia, pero el brillo de los metales de Daniela llegan hasta allí.