Salir del doblete de Bakú y Singapur con puntos no entraba dentro de las previsiones del equipo y, pese a sumar, el español no lo ve como una buena noticia necesariamente
24 sep 2024 . Actualizado a las 18:37 h.En muchos ámbitos empresariales se tira del deporte como ejemplo para motivar a los trabajadores. Los tan cacareados coaches motivacionales suelen usar siempre la complacencia como uno de los grandes males que asolan el mundo laboral, hasta el punto de que se llega a ver como negativo lograr éxitos y objetivos inesperados aunque sean muy meritorios. Dicho en corto: superar las expectativas puede provocar que los grandes fallos queden tapados.
Fernando Alonso es especialista en este sentido. El asturiano ha demostrado a lo largo de su carrera deportiva que siempre que puede dar un extra, lo da. Que donde no hay coche, él pone el resto y consigue superar las expectativas. Lo visto en Singapur es el mejor ejemplo, y él mismo lo señalaba de manera muy clara: no solo Aston Martin, sino el resto de equipos de la parrilla, esperaban verles más atrás.
«En todos los ránkings internos que tenemos, somos el séptimo o el octavo equipo, así que tendríamos que haber sido decimoquintos o decimosextos aquí, que es lo que nos toca en cuanto a prestaciones. Hablé con Nico —Hülkenberg— después de la crono y me decía que para ellos Williams es el quinto equipo. Lo que es seguro es que nosotros no somos el quinto equipo», explicaba ante los micrófonos de DAZN el español, sorprendentemente fresco físicamente frente a sus rivales, que se bajaron exhaustos de sus respectivos monoplazas.
Pese a esas previsiones, Aston Martin llega a este parón de tres semanas como el quinto equipo de la clasificación, con unos relativamente cómodos 86 puntos frente a los 34 que tiene su inmediato perseguidor, el Visa APP RB de Yuki Tsunoda y hasta este domingo de un Daniel Ricciardo al que Red Bull le va a dar la patada para subir a Liam Lawson y foguear al que será su sustituto. Si en las seis carreras que quedan se mantiene la tónica vista en las últimas, nada hace pensar que Aston Martin no vaya a finalizar en esa constitucional posición.
Es evidente que el grueso de los puntos los está dando Alonso. De esos 86, 62 son del asturiano: Lance Stroll, el hijo del dueño, solo ha sumado 24 y ninguno en las últimas cinco citas del campeonato. En ese mismo período, Alonso ha hecho 17. Es evidente quién tira del carro y quién va subido a él.
Las carencias que tapa Alonso
Aston Martin, como antes Racing Point, Force India o Jordan, padece del mismo problema endémico: la ausencia de evoluciones. El coche puede nacer más o menos competitivo, como ocurrió en el 2023, pero en cuanto el resto empieza a meter piezas nuevas, mientras que para algunos son mejoras, para el equipo con sede en Silverstone, sea bajo la nomenclatura que sea, siempre suelen haber sido peoras.
Este es el factor que desquicia a Alonso. Mientras ve al resto con unas soluciones ingeniosas y rozando la ilegalidad, clave en la fórmula 1 para salir triunfador, se topa con un Aston Martin que lleva desde abril sin evoluciones serias, y las que ha habido han supuesto dos pasos atrás, en lugar de uno adelante. No es casual, por tanto, que Alonso ya lleve varias carreras exigiendo que haya piezas nuevas cuanto antes. Y no solo para esta temporada, que poco más pueden conseguir ya, sino sobre todo para la siguiente, en la que la estabilidad normativa permitirá centrar los esfuerzos para el ansiado 2026, cuando Adrian Newey ya tenga mando en plaza para diseñar un monoplaza campeón.
El Aston Martin AMR24 es un coche mediocre, sin paliativos. Le falta velocidad punta en circuitos con largas rectas, apoyo aerodinámico en trazados revirados con curvas rápidas, tracción en los escenarios con giros lentos. Y aún así, Alonso ha logrado en lo que va de temporada unos resultados que le colocan justo por detrás de Sergio Pérez, el primero de los pilotos de los cuatro equipos top en perder sus opciones matemáticas de proclamarse campeón del mundo. Aunque, en el caso del mexicano, más que matemáticas necesitaría física cuántica para aspirar al título.
Tocan tres semanas de descanso, una suerte de veranillo inesperado que servirá a los pilotos, técnicos e ingenieros para coger energías de cara a la recta final de año. Y ahí, como casi siempre, estará Alonso, dispuesto a convertir en oro el plomo.