Pablo Amo, segundo entrenador de la selección española: «No solo fue ganar, fueron 46 días de Eurocopa sin un problema»

Iván Antelo REDACCIÓN

DEPORTES

RFEF

«Ojalá en algún momento pueda entrenar al Deportivo», reconoce el madrileño, que hace una semana participó en el Día o Adestrador de la RFGF

08 oct 2024 . Actualizado a las 10:14 h.

Pablo Amo Aguado (Madrid, 1978), segundo entrenador de la selección española de fútbol campeona de Europa, es un hombre feliz. Exjugador del Dépor, volvió a Galicia para participar en el Día do Adestrador que organizó la Real Federación Gallega de Fútbol en Pontevedra. Una jornada en la que también estuvieron Luis de la Fuente, Santi Denia y Antonio Vadillo.

—Regresó a Galicia.

—Pues sí, fue mucho tiempo aquí, con muchos amigos que todavía conservo, y todos los años voy un par de veces por A Coruña. Así que estoy doblemente feliz. Por el evento, que representa el trabajo de todos, y por volver a casa.

—«O Día do Adestrador», una bonita iniciativa para los entrenadores que se quieran actualizar y formar son los que sois la élite.

—Sí, y además es necesario. Es un reconocimiento compartido, porque nosotros recogemos lo que es el fruto del buen trabajo del entrenador nacional. El modelo que nosotros podemos desarrollar en la selección nace de lo que se trabaja en los clubes y en sus canteras de formación. Y eso todo tiene que ver con la calidad del entrenador nacional. No podríamos jugar al fútbol como jugamos si no hubiera un trabajo previo en todas las canteras. Todo va muy rápido en el fútbol y hay que pararse a reconocer el trabajo bien hecho. Y en mi caso es un orgullo acompañar a Luis [de la Fuente] y a Santi [Denia], que representan ese buen hacer.

—A los dos les entregaron la medalla de oro de la RFGF.

—Es un reconocimiento precioso. Yo llevo varios años ya en la federación, aprendiendo de ellos, y son expertos sobre todo en el ámbito de la selección. Conocen muy bien todo el producto nacional y es una maravilla formar parte de ello. Además de buenos entrenadores, son grandes personas, y me alegro por ellos. Pero muchísimo.

—¿Pensaba el Pablo Amo futbolista que acabaría siendo entrenador?

—Yo quería ser futbolista, pero tenía claro que lo iba a dejar a los 25 si no se hubiera dado y haría INEF, que aún tengo que acabar, pero en donde conocí a gente fantástica como Rafa Martín Acero, que era en aquel momento el decano y de quién aprendí muchísimo hablando con él. Siempre tuve vocación de formador y quise trabajar con chavales. Me lo he tomado calma, en el sentido de prepararme bien y sentirme seguro, para, sobre todo, sentir que deseaba ser entrenador. Esta es una profesión que requiere un sacrificio profesional, ligado a tu vida personal. Es un trabajo extenuante, en muchos casos, sobre todo si te gusta mucho, como es mi caso. Fui poco a poco y aquí estoy.

—¿Cómo acaba de segundo de la selección absoluta?

—Yo ya había trabajado con Luis en el Europeo sub-21, nos entendimos muy bien, y se dio la posibilidad de la absoluta con la salida de Luis Enrique. Yo iba a coger la sub-19, pero obviamente este reto era irrechazable. Fue todo un privilegio. Luis se rodeó de gente de la casa, y hoy esa decisión ha cobrado mucho más sentido para la gente que entonces no lo entendía. No hay nadie mejor que los de la casa para llevar un proyecto como el de la selección. Los períodos de adaptación fueron mucho más cortos. Nosotros ya conocíamos la materia prima y la metodología del trabajo; así que los procesos de adaptación fueron muchos más fáciles.

—Campeones de Europa.

—Fue algo increíble ver reflejado todo el trabajo hecho durante la Liga de las Naciones y la fase de clasificación en la Eurocopa. Fue una gestión de grupo fantástica, con la implicación de todos, con un juego bonito y valiente... Nos hizo sentir muy orgullosos por todo el trabajo que se hace en España, verlo reflejado en un título como este. No solo fue ganar, sino haber disfrutado los 46 días de la Eurocopa. Con situaciones de buen fútbol, pero también humanas y de valores del deporte. Cada uno aceptó el rol que le tocaba y fueron 46 días sin un problema. El comportamiento del equipo siempre fue de campeón, aunque no hubiéramos levantado la copa.

—Desde fuera no había confianza en que fueran a ganar. ¿Y dentro?

—Como decía el míster, nosotros sabíamos que estábamos en disposición de pelear por todo. Pero luego, a partir de ahí, siempre es difícil ganar, aunque parezcas el mejor. Siempre hay detalles que hacen inclinar la balanza. Nosotros sí teníamos confianza en todo lo que veníamos haciendo, porque la clasificación fue brillante y habíamos ganado una Nations. Y lo decíamos: «Podemos perder, esto es un juego, pero vamos a ser competitivos contra cualquier equipo». Esa confianza y esa seguridad, los jugadores la llevaron a cada uno de los partidos. Y luego tuvimos la suerte de que la pelota entró cuando tenía que entrar.

«Con Lamine Yamal solo teníamos la duda de si tendría ese desparpajo con la absoluta»

Si algo le apasiona a Pablo Amo es trabajar con el talento joven que asoma en la selección.

—En el grupo destacó un chico de 16 años como Lamine Yamal.

—La única incógnita que teníamos con él era ver si sería capaz de tener con la selección absoluta ese desparpajo que sabíamos que tenía. Es como con los canteranos de los equipos, hay que ponerles las camisetas a los chicos para ver cómo se comportan. Cuando vimos que Lamine mantenía ese descaro y que era el mismo que nosotros conocíamos de la sub-17, pues confirmamos que teníamos delante a un jugador excepcional. Como digo, la ventaja que tenemos es que nosotros ya conocemos de antes a todos esos chicos jóvenes que asoman ahora.

—Cada vez salen más jóvenes.

—Cuando yo jugaba en el Sporting pasó lo de la ley Bosman y, de repente, se frenaron estas situaciones que ahora vuelven. Se pasó a fichar a muchos jugadores extranjeros. Ahora, quizás por circunstancias de presupuestos y límites salariales, se vuelve a fomentar la promoción de chavales nacionales. El trabajo de los entrenadores de cantera ya estaba, pero las circunstancias hacen que ahora se apueste más por ellos. Y es una maravilla. Obviamente tienen que aprender. Y también saber manejar los tiempos con todo lo que hay alrededor del fútbol y la expectativa que hay en torno a ellos. Tienen que madurar siendo muy jóvenes, pero la verdad es que es sorprendente lo bien que lo están haciendo. La alegría y la imaginación que te da un chaval joven es algo fantástico, que además deberíamos tratar de conservar y preservar para siempre.

—El problema del fútbol moderno es el aumento de las lesiones.

—Hay un volumen de partidos, que es un dato que ya se ha dado y quizás son demasiados; pero luego también influye la velocidad del juego, la intensidad a la que se juega. Eso ha cambiado mucho. Antes no había esta exigencia física. Y los futbolistas están expuestas a ello. Desear que haya las menos posibles, pero no cabe duda de que se debería regular la cadencia de partidos.

—Pierden a Rodri.

—En España producimos muy buenos centrocampistas. Siempre es donde más tenemos para elegir; pero claro, Rodri es excepcional. No solo como futbolista, también en el vestuario. Por su carácter. Es un contagiador. Le deseamos una pronta recuperación; y la suerte que tenemos es que está Martín Zubimendi, que está de sobre preparado, como ya demostró en la Eurocopa.

«Ojalá en algún momento pueda entrenar al Deportivo»

Pablo Amo fue central del Deportivo entre los años 2002 y 2009.

—¿Con qué se queda de su etapa en el Dépor?

—Todos los que hemos estado en la élite siempre nos quedamos con la competitividad. Y yo, cuando estuve más cerca de formar parte de algo grande, fue en aquella semifinal de la Champions [2004]. Me quedo con el ambiente que se vivió aquellas semanas en A Coruña, con los cuartos contra el Milan... Como todos, me hubiera gustado participar desde el campo, no pude hacerlo, pero vivirlo como equipo fue inolvidable. Y luego, también me quedo con el año de Lotina que íbamos últimos en la primera vuelta e hicimos una segunda espectacular, en la que solo el Barcelona sacó un punto más que nosotros. Conseguimos una comunión de equipo que solo puedes lograr en el deporte, y que es única. Esa transferencia también se puede comparar a lo que vivimos recientemente en la Eurocopa. Compañerismo, ambición, ganas, solidaridad...

—El techo del Dépor y también cuando ya empieza a caer.

—El fútbol, como la vida, es saber gestionar la expectativa a la que te enfrentas. El Dépor acaba de pasar una etapa dura, que ha podido superar por saber reconfigurarse, y ahora está en otro reto que es el de volver a Primera División. Hay que vivir el momento y ahora lo que toca es esto.

—¿Cómo vio desde la distancia al Dépor hundido en Primera RFEF?

—Con pena, claro, porque te vienen recuerdos... Como un aficionado más, me centré en verlo simplemente como un equipo que peleaba por ascender. Si te pones a pensar en lo que eras, generas ansiedad a los futbolistas. Y ellos lo que tienen que tener es tranquilidad para afrontar los retos. Está bien recordar, es bonito, pero el fútbol es lo que tienes delante.

—Hablando de entrenadores nacionales: Javier Irureta.

—Aquellos fueron unos años fantásticos. De todas las experiencias que uno va teniendo en el fútbol, se aprende muchísimo. Me he encontrado a gente muy buena en el camino, como Jabo, y hoy, ya como entrenador, son experiencias que puedo transmitir. Jabo, genio y figura, desde luego.

—¿Le gustaría entrenar al Dépor?

—Sí, claro, ojalá en algún momento de mi carrera se pueda dar esa opción. Pero ahora solo me centro en lo más inmediato.