La tricampeona mundial se reencontró con la china He Bing Jiao, su rival cuando se lesionó en París, en la gala «Relevo x Change», donde recibió un homenaje sorpresa
15 nov 2024 . Actualizado a las 12:15 h.Pionera, referente y resiliente. Carolina Marín (Huelva, 1993) siempre se ha caracterizado por crecer sin ponerse límites y por su actitud ante la adversidad y ante el triunfo. Nadie le ha regalado nada a la flamante Princesa de Asturias de los Deportes, que se encuentra en pleno proceso de recuperación de su tercera lesión de rodilla, la que provocó su adiós de los Juegos Olímpicos cuando se encontraba a unos puntos de una nueva medalla olímpica. La jugadora de bádminton se reencontró ayer por primera vez con su rival aquel día en París, la china He Bing Jiao, en la gala Relevo x Change en la que se premiaron acciones que buscan mejorar la sociedad a través de la práctica deportiva y en la que se tuvo un recuerdo de solidaridad con las víctimas de la dana.
La onubense recibió un homenaje sorpresa de manos de la ministra Pilar Alegría, instantes después de que ella misma hiciera entrega de un galardón a la deportista asiática. Carolina, pese a convivir durante tiempo con el dolor, cuenta con la determinación y el carácter para volver a levantarse una vez más.
-Se reencuentra con su rival desde su lesión, desde aquel abrazo que se dieron en el mes de agosto. ¿Qué sensaciones tiene?
-Muchísima alegría. Desde que me rompí la rodilla en agosto no la había vuelto a ver, nos hemos abrazado y hemos sentido mucha ilusión las dos. Tuvo un gesto muy bonito [He Bing recogió su medalla de plata en París con un pin de España en solidaridad con Carolina Marín] y le estaré siempre agradecida por ello.
-Por donde va recibe el cariño de la gente. ¿Cómo ha vivido este último mes?
-Está siendo muy especial. A París iba con el objetivo de lograr mi segundo oro olímpico, y me he traído otra medalla en forma de amor, cariño, apoyo y empatía de toda la sociedad española. Y esto sin duda lo voy a llevar en mi corazón para toda la vida. No me había sentido tan querida nunca.
-¿Compensa en parte por la medalla que no pudo lograr en París?
-Es diferente porque iba con el objetivo bien claro de ganarla, y es muy traumático no haberla conseguido por culpa de una lesión. Es cierto que todo esto que me transmite la gente puede aliviar un poquito el dolor que aún tengo.
-¿Merece la pena intentarlo una última vez? Usted siempre ha sido ejemplo de fortaleza.
-Mi mayor ilusión, que no obsesión, es reaparecer en una pista de bádminton, y que una lesión no termine con mi carrera deportiva. No tengo ninguna prisa, y tengo claro que me quiero retirar jugando.
-¿Cómo era la Carolina de antes de esta última lesión y cómo es la de ahora?
-Sigo siendo la misma, lo que ocurre es que estoy viviendo una época muy diferente. Al fin y al cabo, desde que me rompí la rodilla no he vuelto a coger una raqueta, y estoy muy concentrada en la propia rehabilitación, en seguir ganando músculo en la pierna, y también sabiendo aprovechar el tiempo en otras cosas.
-¿Sueña con su último partido en Huelva como Nadal hará la semana que viene en la Davis?
-Mi idea era retirarme en el Mundial de París 2025. Pero la lesión lo cambia todo. Sé que España va a acoger el Campeonato de Europa 2026. Me encantaría que Huelva fuera la sede y poder retirarme en mi casa. Es mi gran sueño y por el que quiero luchar.
-Es uno de los ejemplos de que la parte emocional va de la mano de la física y ha ayudado a conocer el lado más humano del deporte. ¿Cómo de importante es que se hable con naturalidad de los problemas de salud mental entre los deportistas?
-La parte mental la entreno todos los días; es un músculo más a trabajar de nuestro cuerpo, por lo que también hay que ejercitar nuestro cerebro; es muy necesario tener esa ayuda, darle voz y sobre todo naturalidad. No hay que estar loco ni mal para trabajar este aspecto. Nadie es menos fuerte por tener problemas.
-Su lema es «Puedo porque pienso que puedo», que además está patentado. ¿Qué puede?
-Carolina Marín lo que puede, sobre todo, es disfrutar y estar feliz de todo lo que ha hecho, lo que ha conseguido, y lo que la vida le presenta por delante. Tengo claro el camino de mis objetivos.