Las lágrimas de Julián Calero y Adrián

Antía S. Aguado TINTA MORADA

DEPORTES

Levante UD

18 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Su apariencia es la de un tipo duro. Impasible. Pero también la de alguien que no se esconde y al que no le asusta el término de masculinidad frágil. Porque las lágrimas de Julián Calero este fin de semana, con una camiseta llena de barro como homenaje a los afectados por la dana y a los voluntarios, son las mismas que derramamos estimulados por su emoción contagiosa. Por su muestra de que llorar no es de cobardes.

También es el rostro de una de las pocas personas que, dentro del fútbol, habla claro. Sin tapujos ni dobles sentidos. No. Cortita y al pie. «Jugar es inmoral a todas luces, pero no puedo hacer nada. Por eso lloraba Vicente Moreno y yo lloraba con él porque me llegaba al corazón su sentimiento. Formamos parte de este negocio, este tinglado, y nos dicen que tenemos que jugar. Y allá vamos, como borregos todos», criticó en la Ser después de la decisión de que el deporte rey continuase tras el paso de la dana por la Comunidad Valenciana.

Lo dice una persona curtida en mil tragedias. Además de entrenador, ejerció de policía. Fue de los primeros en acudir a Atocha tras los atentados del 11M. Y también experimentó en directo la riada. Porque él vive en Chiva, uno de los epicentros. «Lo que me impactó fue la sensación de no ser real el escenario. Era apocalíptico», dijo al As. La desolación le perforó por completo con la luz del sol. Casas derrumbadas, calles inundadas de barro, coches apilados...

A media hora, en Catarroja, Adrián también vivió esa calamidad. Tras ser desalojado de su casa, este aficionado del Levante vive al límite. Transporta en una bolsa una muda limpia. De quita y pon. Pero no se desprende de su chubasquero granota. Habla con un hilo de voz. Tiene una mirada perdida. Pero el sábado sintió el orgullo de pertenencia al Levante y al pueblo valenciano. Porque las lágrimas de Calero y sus jugadores son las mismas que las de Adrián. Que las tuyas. Que las de todos.