Expertos en violencia de género defienden cómo una denuncia pública es con frecuencia el paso previo a la vía judicial y cómo son los tiempos de las víctimas
10 dic 2024 . Actualizado a las 16:54 h.«Me despertaba por las noches teniendo relaciones sexuales sin consentimiento. Y aún así me quedé». Así compartió Ana Peleteiro su testimonio sobre el maltrato psicológico y los abusos sexuales que sufrió por parte de una expareja. La atleta gallega se sumó al movimiento «Y aún así me quedé» para dar visibilidad a la violencia que sufren muchas mujeres. El de ella es un relato que se une a la multitud de denuncias en redes sociales para hablar de esta problemática, como la actriz Elisa Mouliaá o el movimiento MeToo. Expertos en la violencia de género analizan la importancia de visibilizarlo en las redes.
«Las denuncias de agresiones sexuales a través de este tipo de canales no es algo de ahora, pero son más conocidas o impactan más. Considero que buscan que en ese ámbito privado se les dé el respaldo que no tienen en el ámbito público. Muchas no denuncian porque no se sienten arropadas o porque tienen vergüenza. Se les pone en entredicho muchas veces», expone Ana María Aba Catoira, profesora de Derechos Constitucional de la Universidade da Coruña (UDC) y miembro de la Red Feminista de Derecho Constitucional. También destaca el empoderamiento que se produce a través del eco generado: «Hay un sentimiento de sentirse arropada, de saber que no está sola, que le pasa a muchas mujeres. Cuando alguien lo cuenta, en este caso un vídeo de TikTok, hay más que se reconocen en esa historia. Se sienten acompañadas, que lo que les ha pasado no es porque ellas se lo han buscado o merecido».
Además, Aba apunta a que este es «un paso previo para acudir a la vía judicial», aunque tal y como reconoció la propia Peleteiro, no pondrá una denuncia. «Nos hacemos fuertes en redes. En el caso de Elisa Mouliaá aparecieron más víctimas que se unieron con el mismo abogado para llevar el caso de forma conjunta. La denuncia se hace más fuerte», expone.
«A veces, este tipo de relatos potencian una segunda fase, la de poner la denuncia oficial. Aunque el testimonio en redes es legítimo, no puede sustituirla. No se garantizan una serie de procedimientos fundamentales, hay un marco legal y es importante no saltarse los protocolos», apunta Eva Ovenza, psicóloga experta en políticas de Igualdad y de Género. De hecho, incide en que, en ocasiones, estos testimonios son una manera de integrar el relato a nivel emocional para, luego, interponer la denuncia. «Al ser personajes públicos se exponen mucho, pero la realidad es que las mujeres que no son conocidas y que están en situaciones de violencia a veces tardan mucho en salir de ellas, en contarlo, en tener la energía o la fuerza para pedir ayuda. Cada persona tiene su proceso», añade.
Para Aba aparece una problemática: «Cuando hablamos de delitos que se cometen contra las mujeres se pone más en duda por qué lo hacen en redes y no se acude a la vía judicial. Se duda de que sea cierto y por qué esperó tanto a contarlo... La mujer denuncia cuando se siente fuerte o preparada para hacerlo».
En ello incide el psicoanalista y psicólogo clínico Manuel Fernández. «Se puede hablar cuando ya no es tan traumático. Si no, es muy difícil. Una de las consecuencias de una experiencia traumática es que no hay palabras para decirlo, hay una especie de silencio propio», comenta. Además subraya que cuando una persona está en un vínculo de este tipo, «un poco capturada en la relación con alguien de un estilo dominante, puede no tener la suficiente distancia respecto a lo que está sucediendo para ser lo suficientemente lúcido sobre la realidad de su situación».
Falta de educación sexual
«Aparte de lo difícil que es superar una violación, también está el volver a contarla tras denunciarlo. Porque no es una vez. Muchas mujeres no continúan porque les causa mucho daño revivir todo lo que rodea a la situación», comenta Ana María Aba. «Queda mucho por hacer, destinar más recursos, la educación sexual, la concienciación... No dirigir tanto los esfuerzos a que las mujeres denuncien, sino reforzar más el otro lado, la sociedad en su conjunto», añade la profesora de Derecho Constitucional.
Una opinión que comparte Rosa Fontaíña, de la Red de Mulleres de Vigo. «Hai moito por facer. Moitas denuncian o maltrato institucional. Faltan recursos, que entendan. As mulleres cada vez o pensan máis. En xeral, teñen medo e pánico. Non queren que se coñeza nada porque non saben cómo vai ser a reacción del», apunta. «As mulleres que sofren realmente abusos sexuais chegan con intención de resolver e de denunciar. Ás que pasan por nós non lles apetece andar nas redes. As seguimos tendo no anonimato. Nós nunca lle propoñemos que salga. Non podemos facernos cargo do que lle pode pasar. Cada persoa é un mundo», incide.
«Si le pasa a la Ana de ahora, el primer día iría a la policía», apunta la deportista
La denuncia de Ana Peleteiro en un vídeo de TikTok causó un auténtico revuelo. Este lunes, la barbanzana mantuvo que, con sus confesiones, quiere ayudar a «localizar ciertas conductas y pedir ayuda».
«Si le llega a pasar a la Ana de ahora, el primer día iría a la policía a poner una denuncia. El problema reside en que muchas personas cuando sufren este tipo de situaciones no saben que eso no es normal. Es lo que a mí me pasaba. Creía que esa relación era normal, que esas cosas lo eran y que tenía que aguantarlas. Al hacer terapia, al hablar con mis amigas y familiares de lo que estaba pasando en mi día a día, empecé a ver que no eran comportamientos normales, sino actitudes que no se debían permitir», expuso Peleteiro. Y añadió: «Era como una niña a la que era muy fácil manipular».
«Mi única manera de concienciar es dando luz a aquello que yo viví. Me da igual la gente que no me crea, yo sé lo que viví. Si el hecho de que yo hable ayuda a otras personas, yo soy feliz...», incidió la atleta. Peleteiro también explicó que, a día de hoy, no puede «poner una denuncia. No tengo pruebas y pasó hace muchísimos años».