Sadio Mané: Depredador en la cancha, comprometido en la vida

x. r. c.

CHAMPIONS

PHIL NOBLE

Los goles y el glamur de la Premier no han cegado al hijo del imán embarcado en varios proyectos sociales

01 jun 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Se enseñó en Francia, en el Metz, su puerta de entrada a Europa desde un Senegal que le vio nacer para el fútbol con unas botas llenas de agujeros y haciendo caso omiso a las recomendaciones de su padre, que no lo quería ver en un campo de fútbol.

Se hizo un nombre en Austria en el Red Bull Salzburgo, brilló en el Southampton en donde firmó, además de 21 goles en liga, el hat-trick más rápido de la historia de la Premier (126 segundos) en un partido ante el Aston Villa.

A continuación, año 2016, el Liverpool se interpuso en su camino y en Anfield se ha convertido en uno de los tres tenores del equipo (con Firmino y Salah). A la final del Wanda Metropolitano llega con el cartel de máximo goleador de la primera división inglesa con 22 dianas.

Pero semejante carrerón no ha nublado un ápice la mente de Sadio Mané (Sédhiou, Senegal, 1992). Hijo de un imán, el delantero red se mantiene alejado del glamur del fútbol, por eso financia una escuela y proyecta la construcción de un hospital en su país y no tiene problema alguno que coger la escoba para limpiar la mezquita de Liverpool. Así le descubrieron el verano pasado, siendo ya una estrella de la Premier.

Mané es vértigo y resolución para convertir el rock and roll en fútbol según manda Jürgen Klopp. Desde la punta agita los partidos con una velocidad acompañada de arrobas de calidad. Un jugador esencial para la apuesta eléctrica de los reds, que por encima tiene el punto de mira de lo más centrado.

Lo demostró en el memorable partido de vuelta de semifinales ante el Barcelona, cuando desnudó por completo a Sergi Roberto. Él fue el primero en encontrar vías de agua en el equipo que había albergado en su día a su gran ídolo: Ronaldinho, al que una vez vio por televisión desde su país. Esta noche, aunque Pochettino le conoce de sobra, volverá a ser un problema. Quiere ser el hombre de la final. Y mañana, como cada día, un tío normal.