Gumersindo José Espiña Fernández, cerero artesanal en Casa Nova, Forcarei La Semana Santa, el Día de Todos los Santos y el verano, especialmente por las romerías, son los momentos en que la cerería artesanal de Forcarei más trabajo tiene. Y es que las velas de diversos tamaños y exvotos que allí se elaboran desde hace cuatro generaciones son toda una tradición familiar. Hoy representada por Gumersindo José Espiña, quien lleva el nombre del bisabuelo fundador y que algún día transmitirá ese saber a sus propios hijos. Un oficio y un saber del que quedan poquísimos exponentes en Galicia. A lo largo de su vida la pieza más grande que le encargaron fue un cirio de doce kilos de peso y que costó 72,02 euros.
18 may 2002 . Actualizado a las 07:00 h.Para fundir cera se necesita una caldera de vapor de 300 kilos y otras más pequeñas para introducir los pabilos y sierras para cortar las velas casi terminadas. Pero para saber cómo era y cómo es el proceso para fabricar velas, velones y figuras de exvotos se necesita hablar con un experto. El cerero Sindo Espiña, desde su taller en Forcarei, atesora esa condición. -¿Cómo se producían las velas antiguamente? -El sobrante de la miel de las abejas es la cera. Primero, a través del lagar de cera se procedía a la depuración de esos restos de las colmenas y se obtenían bloques de cera cien por cien virgen. Después, para hacer las velas se mezclaba la cera virgen con grasas animales para que fuesen más económicas. La cera del lagar que se colaba por una especie de colador llamado condas también se usaba para calzado, para el cuero, para parqués e incluso para cosmética. Pero en mi casa lo que se hacía era todo de velas. El resto de la cera virgen producida por el lagar se vendía a otras comarcas para otros usos. -¿Qué cambios siguieron? -Con el paso de los años se introdujo en el mercado un derivado del petróleo, la parafina. A partir de la Guerra Civil y con el embargo nacional, se siguió usando la cera de abejas con pequeñas mezclas de parafina. En la actualidad la producción tiende más a la parafina porque la cera virgen es carísima. Ya en la década de los setenta lo que más se realizaba era el velón de los difuntos, el clásico de la funda roja. Lo que era la producción antigua de vela alta queda reducida a las ofrendas religiosas porque para iluminación de las casas ya no se usan. -Y hoy el proceso que efectúa ¿también es artesanal? -La producción del velón no. Pero la clásica vela delgada, el cirio pascual y los exvotos siguen siendo artesanales, hacemos las velas como hace cien años. -¿De qué manera hacen las velas? -Primero derretimos la materia prima, la cera, a sesenta grados centígrados. Luego la pasamos a una caldera de cobre donde vamos introduciendo el pabilo o mecha que empieza a engrosarse. Si miras una vela verás que está por capas, como si fuese un árbol. Al principio se introduce el pabilo mediante un peso para que se meta en la cera, sino flotaría. Cada vez que se le da un baño engorda una capita más de 1 o 1,5 mm. Entonces, dependiendo del grosor de la vela, le damos más o menos baños. -¿Cómo sumergen los pabilos? -Las mechas están colgadas en plantillas de a veinte y llevan un hierro al fondo que hace de plomada. Una vez que la vela engordó un poquito y ya entra por sí misma en la cera líquida, le cortamos el hierro. Seguimos dándole baños hasta que alcancen el grosor que queramos. Hacemos una media de doscientas velas por hora. Con los exvotos también vamos formando capas de cera pero dentro de los moldes de yeso. -¿Qué es lo más raro que le hayan pedido? -La gente del esoterismo viene por aquí y pide velas de un determinado color o fragancia. Preguntan si vendo velas con propiedades mágicas, si tengo velas para la suerte, para el amor o para la fecundidad. Pero aquí se hacen velas amarillas clásicas de distintos grosores y alturas. -¿Cuál fue la figura más grande que hizo? -Se trató de un cirio pascual de siete kilos que en dinero costó 12.000 pesetas (72,12 euros).