Crónica | Balance de la fiesta gastronómica de Lalín La pujanza del plato como atractivo para atraer público y mayor fluidez circulatoria chocaron en esta edición con un pregón que no enganchó y las repetitivas carrozas
31 ene 2005 . Actualizado a las 06:00 h.?a Feira do Cocido prosigue su camino imparable, cerca ya de cumplir los cuarenta. Una época propicia para introducir algún lifting que permita mantener su capacidad de seducción, en la cúspide de las fiestas gastronómicas de Galicia. Al menos que sirva a modo de sugerencia, veinticuatro horas después de bajar el telón de la cita con el plato gallego por antonomasia. Lalín volvió a llenarse de visitantes dispuestos a degustar un buen cocido o adquirir todo tipo de productos. Volvió a demostrarse el tirón de la gastronomía. No faltaron las colas de vehículos, en especial tras la comida, ya que hubo más fluidez en la llegada. Y con la ventaja de que aumentó la zona de aparcamiento con O Regueiriño. Y en el haber de esta edición, la coordinación y labor desarrollada por las fuerzas de seguridad para controlar el tráfico y la celebración del desfile. También el nuevo escenario escogido para la Encomenda, en la zona nueva del auditorio. Pero también hay cuestiones a incluir en el debe. Alguien debe reflexionar sobre la ubicación y tamaño del palco, máxime con la creciente asistencia de autoridades y políticos que se suman a la Feira do Cocido. También se constató la duda que había asaltado a muchos vecinos tras hacerse público el nombre del pregonero. ¿Engancharía el presidente del Gobierno de Andorra? La respuesta quedó patente el domingo, ya que no consiguió cautivar el interés de la gente, en un pregón largo y sin guiños al humor. Lógico, por otra parte, cuando hablamos de un político. El desfile de comparsas y carrozas fue rápido, quizás por el frío reinante, a pesar de la treintena de participantes. Pero se constató que la etnografía como referente de las carrozas está agotada. Hay necesidad de otras temáticas, porque los oficios tradicionales son atractivos una vez, dos o tres, pero no año tras año. Quizás por ello el jurado se planteó premiar al avión de Vilagarcía, pero no entraba en concurso. El esfuerzo organizativo del Concello fue otro punto positivo. Pero ahora se abre el período para reflexionar sobre los detalles a retocar para el Cocido del 2006.