
El filial compostelano dominaba el partido al inicio de la segunda parte con un 0-2 en el marcador Dos tantos de Charli y uno de Beto le dieron a los locales el control definitivo del choque en el tramo final
28 abr 2007 . Actualizado a las 07:00 h.?l Autos Lobelle B homenajeó al Reale Seguros con el tradicional pasillo de honor al campeón antes de disputar el partido de Liga que ayer enfrentó a ambos en A Estrada. El último encuentro oficial de la temporada para los aficionados locales en el Pabellón Coto Ferreiro. Pero una vez cumplió con la corrección protocolaria, el filial santiagués demostró sobre la cancha una descarada falta de respeto por el Reale que, combinada con la calidad técnica de sus jugadores y su endiablada velocidad, a punto estuvo de costarle al cuadro rojillo un disgusto. Cierto es que conseguido el gran objetivo del título y ascenso la plantilla estradense parece haber caído en una notable y quizás inevitable relajación, que ya se pudo apreciar la semana anterior en la cancha del Avilés. Pero al igual que entonces, los jugadores del Reale fueron capaces de despertar a tiempo en la segunda parte y, en esta ocasión, regalarle a su afición el último triunfo de la temporada en el Coto Ferreiro. Eso, claro, a los poco más de 150 espectadores que acudieron al pabellón. Una pobre entrada relativizada por la masiva atención generada por el partido de la fase de ascenso a la Liga Gallega Juvenil que se disputaba a unos metros entre el Estradense y el Imperátor B. El joven Lobelle B apenas dejó pensar al Reale durante los 25 primeros minutos de juego, con una presión a toda cancha muy bien ejecutada y peligrosas salidas al contragolpe. Un gran disparo de Marci poco antes del descanso y una preciosa elevación de Rubi al poco de la reanudación colocaron al Lobelle B 0-2 en el minuto 23, con Martín salvando varias ocasiones clarísimas de gol, incluídos varios manos a manos con sendos rivales. El 0-2 espoleó al Reale, que de la mano de Charli, por partida doble, y Beto, pusieron coto a la insolencia de las promesas compostelanas, para que Martín le diese la puntilla a poco más de 2 minutos para el final.