La Lennon, un símbolo en venta

DEZA

La sala de fiestas, que convirtió A Estrada en satélite de la movida madrileña de los ochenta, busca compradores para tratar de resucitar su pasado glorioso

02 mar 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Para los estradenses, Lennon no es solo el genial compositor y guitarristas de los Beatles. El autor del mítico Imagine da nombre en A Estrada a una sala de fiestas igual de legendaria. El local, que convirtió el municipio en satélite de la movida madrileña de los ochenta, duerme hoy vacío a la espera de que algún empresario emprendedor se decida a reabrir sus puertas.

La sala de fiestas fue una apuesta visionaria del empresario estradense Ramiro Abelleiro Lagos, propietario de Sala Gradín. Cuando este local dejó de celebrar guateques y se especializó en bodas y banquetes, el hostelero abrió también la discoteca Lennon. Corría el año 1981 y la sala de fiestas arrastró a A Estrada a jóvenes de toda Galicia atraídos por los sorteos continuos de coches y por la calidad de la programación musical. A Estrada no tenía nada que envidiar a la movida urbanita. Por la sala de fiestas desfilaron desde Alaska hasta Manolo Escobar. La Unión, Olé Olé, Mecano, Golpes Bajos, Luz Casal, La Orquesta Mondragón, Tino Casal, Semen Up, Vicky Larraz, Sergio Dalma y Camela actuaron en el escenario de Lennon. Lo hicieron también clásicos como Mocedades, Dyango, Paloma San Basilio y Los Pecos y grupos más cañeros , como Barón Rojo, Obús o Los Inhumanos. No faltaron ni Bertín Osborne en su época de sex symbol ni los irreverentes Bibí Andersen y Loco Mía.

Los artistas tenían sus excentricidades. Quienes trabajaron en Lennon recuerdan las veinte cajas de champán que pidieron Los Inhumanos para terminar empapando al público y los destrozos en el concierto de Barón Rojo pese a la previa retirada del mobiliario. Entretanto, Ovidio hacía fotos a las parejas y a los grupos de amigos para vendérselas al sábado siguiente.

Tras seis años de gloria, Ramiro Abelleiro puso en venta el negocio. La sala fue comprada por la sociedad Bruñire, dirigida por empresarios de Carballiño curtidos en la hostelería. Reformaron la sala, la reabrieron y prolongaron su vida durante 13 años más.

En los ochenta, el enorme aparcamiento se saturaba cada fin de semana y los coches tomaban la avenida en hilera mientras los autobuses descargaban clientes desde todas las esquinas de Galicia. Sin embargo, mediados los noventa el público menguó y la afluencia dejó de ser suficiente para mantener la sala. Los empresarios decidieron cerrarla y abrir Viceversa (precedente de la actual Tattoo) para acercar la movida al pueblo.

En el período 2005-2006, otro estradense, Manuel Temes, alquiló las instalaciones y las reconvirtió en churrasquería, local de cenas-bailes y after hours con servicio gratuito de buses desde el centro. Pero el negocio no cuajó.

En la actualidad, Bruñire alquila o vende las instalaciones. El precio es negociable, pero supera el millón de euros.